Publicado noviembre 29, 2024 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

Nirvana-Nevermind

Nirvana-Nevermind

Nevermind: El Big Bang de la Generación X

Imaginen a Kurt Cobain como ese chico que, en medio de una fiesta ruidosa, se siente incómodo, mira a todos con una mezcla de aburrimiento y enfado, y de repente, agarra una guitarra y empieza a gritar. Era una persona llena de contradicciones: a veces melancólico y retraído, otras furioso y explosivo. Por dentro, llevaba una sensibilidad a flor de piel que chocaba constantemente con el mundo, a menudo superficial, que le rodeaba. Esa emotividad a flor de piel se volcaba en cada nota, en cada grito, haciendo de su música un espejo de su alma compleja y a menudo atormentada.

Si los álbumes fueran parques temáticos, Nevermind de Nirvana, de 1991, sería una montaña rusa que, de repente, te lanza al espacio sin previo aviso. Antes de este disco, la música pop era como un chicle dulce y pegajoso. Después, llegó Kurt Cobain y, con un grito de guitarra, le puso el sabor amargo de la realidad a toda una generación.

Musicalmente, Nevermind es un puñetazo en la cara, pero un puñetazo que te hace bailar. Imagina que tomas una guitarra, le das un par de golpes para que suene desafinada y luego la enchufas a un amplificador tan grande que casi explota. Eso es el grunge. Hay momentos de calma melódica, casi como una nana, que de repente explotan en un caos de guitarras distorsionadas y baterías furiosas. Es como si la banda dijera: "Aquí estamos, somos un desastre, ¡y nos encanta!". El bajo, cortesía de Krist Novoselic, es la columna vertebral que mantiene todo unido antes de que se desintegre en una explosión sónica. Y la batería de Dave Grohl... ¡uff! Es una bestia indomable que golpea con la fuerza de un meteorito.

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Precioso tocadiscos con su mesita y su soporte para los vinilos.

Líricamente, Kurt Cobain era un tipo que, si fuera a una fiesta, se sentaría en un rincón a observar a todos con una ceja levantada. No era el más optimista del universo, precisamente. Sus letras son como notas garabateadas en un diario secreto: hablan de sentirse diferente, de la hipocresía de la gente, de la soledad y de estar un poco "loco". No siempre sabes exactamente de qué está hablando, porque sus palabras son a menudo como rompecabezas. Pero la magia es que, incluso sin entender cada pieza, sientes la emoción que hay detrás: la frustración, la tristeza, la ironía. Es como si te contara un chiste muy bueno, pero tú solo te ríes porque él se ríe. Él era el poeta de los inadaptados, el que ponía voz a los que no encajaban en ningún sitio.

Imaginen que Nevermind es una nave espacial y cada canción es una parada en planetas diferentes, algunos luminosos y otros un poco oscuros.

"Come As You Are"

Aquí aterriza la nave espacial Nirvana en un planeta de bienvenidos, pero con asteriscos. Si "Smells Like Teen Spirit" fue el despegue ruidoso, "Come As You Are" es el momento en que Kurt Cobain te mira a los ojos y te dice: "Hey, entra, pero no te quejes. Y si te vas, que no te pille de vuelta". Esta canción es como un abrazo agridulce. La música es suave al principio, casi una nana alienígena, pero luego la guitarra se distorsiona como si se cansara de la dulzura. Kurt era un tipo que quería que la gente fuera auténtica, pero sospechaba de todo y de todos. Esta canción es un himno a la aceptación, pero con un toque de "¿me fío de ti?". Es la invitación más desconfiada de la historia del rock.

"In Bloom"

Desembarcamos en un planeta donde todos quieren ser "cool" al estilo grunge, pero Kurt les lanza una mirada de "qué pesados". Esta canción es el monólogo interno de Kurt viendo cómo su música, que era para los "raros", de repente la cantan los "normales". La letra se ríe de la gente que no entiende el mensaje, que solo quiere la camiseta bonita sin saber lo que significa el sudor. La música es pegadiza, casi como una canción de pop que se ha disfrazado de rockero enfadado. Es el momento en que Kurt se da cuenta de que se ha convertido en el chico popular, y no le hace ninguna gracia. Es su manera de decir: "Hey, no soy vuestro muñeco de trapo, ¡y vuestra admiración me da un poco de grima!".

"Breed"

¡Atención! Hemos entrado en una zona de turbulencias. Agárrense fuerte. "Breed" es la canción más furiosa del álbum, un pisotón con bota militar. Es corta, rápida y suena como si Kurt estuviera teniendo un ataque de pánico mientras toca la guitarra más rápido que nunca. La letra es un grito de frustración sobre la rutina, la familia y la sensación de estar atrapado. Es como si dijera: "¡No quiero un trabajo de 9 a 5, no quiero casarme, solo quiero explotar!". Aquí vemos al Kurt más impaciente y visceral, el que no tiene tiempo para sutilezas. Es el equivalente musical a un berrinche adolescente, pero con el volumen al máximo.

"Polly"

El aterrizaje forzoso en un planeta oscuro y desolado. Bajen el volumen y escuchen bien. Polly es una canción que te hiela la sangre. Con solo una guitarra acústica y la voz de Kurt, cuenta una historia espeluznante de secuestro y abuso. Es cruda, real y aterradora. Aquí vemos el lado más sensible y vulnerable de Cobain, pero también el más oscuro y empático con las víctimas. La aparente calma de la melodía acústica contrasta brutalmente con la letra, creando una tensión que te deja sin aliento. Es un recordatorio de que, incluso en un álbum lleno de rabia, había espacio para la tristeza más profunda y las historias más difíciles de escuchar. Kurt no evitaba los temas incómodos, los enfrentaba con una cruda honestidad.

"On a Plain"

Volvemos a despegar, pero con un Kurt Cobain un poco pensativo y confuso. "On a Plain" es como el diario de viaje de Kurt: una mezcla de ideas que no terminan de encajar, pero que suenan bien juntas. La letra es un montón de pensamientos dispersos, como si estuviera intentando organizar su mente, pero no lo consigue. La música es más melódica y pegadiza, casi pop, pero con ese toque de "desastre controlado" que solo Nirvana sabía hacer. Aquí vemos a un Kurt un poco abrumado por sus propios pensamientos, intentando encontrar un sentido a todo, pero fracasando gloriosamente. Es la canción del "tengo demasiadas ideas en la cabeza y no sé por dónde empezar".

"Something in the Way"

La última parada. Un aterrizaje suave en un lugar solitario, bajo un puente. Esta es la canción más íntima y desolada del álbum. Con solo la voz de Kurt, una guitarra acústica y un violonchelo, nos transporta a una imagen de soledad y desesperación. La letra habla de vivir bajo un puente, de sentirse invisible y de la resignación. Aquí vemos el lado más vulnerable de Kurt, el que se sentía excluido y solo. Es como si, después de todo el ruido y la furia, nos mostrara su alma desnuda. Es una melodía triste, melancólica, casi una despedida silenciosa antes de que el álbum termine con un "ruido oculto" que es la verdadera esencia de Nirvana.

El Legado Imborrable de Nevermind de Nirvana

Y así, amigos de "La Playlist del Yeyo", termina nuestro viaje por el universo Nevermind. Pero antes de cerrar, hablemos de la grandiosidad de la obra de Kurt Cobain y la fuerte repercusión que tuvo este álbum.

Nevermind no fue solo un disco; fue un terremoto cultural que redefinió los años 90. De repente, la música comercial dejó de ser solo pop y glam rock para abrirle la puerta a algo más auténtico, ruidoso y desaliñado. Nirvana y Cobain se convirtieron en la voz de una generación, la famosa "Generación X", que se sentía desencantada, sin un rumbo claro y un poco harta de las falsedades.

La música de Nirvana no era perfecta, pero era real. Mostraba el lado feo, el lado ruidoso, el lado triste de la vida, y eso resonó con millones de personas que se sentían igual. Inspiró a innumerables bandas, cambió la forma en que las discográficas buscaban talentos y demostró que la rabia y la vulnerabilidad podían ser tan populares como cualquier canción de amor. La figura de Cobain se elevó a un estatus casi mítico, convirtiéndose en un ícono de la autenticidad y la rebeldía. Su impacto no se limitó a la música; influyó en la moda, la actitud y la forma en que toda una década se expresó.

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Incluso hoy, décadas después, Nevermind sigue siendo un pilar fundamental. Cada vez que escuchas un riff de guitarra distorsionado que parece sacado de un garaje, o una letra que habla de la angustia adolescente, es probable que la sombra de Cobain y su obra maestra, Nevermind, esté presente. Un disco que no solo cambió la historia de la música, sino que también nos recordó la inmensa y a veces dolorosa grandiosidad de un artista que se atrevió a ser él mismo, por muy incómodo que eso fuera.

Este es el humilde homenaje a la figura de Kurt Cobain, que le hace La Playlist del Yeyo. No habrá otro como él.

Epílogo

Nirvana, y el Nevermind, aparecieron en el momento justo, cuando el rock americano estaba de capa caida, y no había referentes de ese estilo en el panorama musical de aquellos primeros 90. Es como aquel dicho que dice que hay que estar en el momento justo, en el lugar adecuado; pues Nirvanase lo encontró por casualidad, y su albumNevermind fue la bala en la recámara, que necesitaba para reventar por los aires el statu quo musical, y ponerle las pilas a la industria discográfica, que a partir de entonces, empezó a buscar grupos de la misma sintonía que Nirvana para buscar ingresos, donde antes no había nada. Como ya os habreis imaginado, el estilo del que hablo es el Grunge americano, que la banda lo hizo popular, y aunque no lo inventaron ellos, si que lo extendieron por todo el mundo. Fue publicado el 24 de septiembre de 1991, y dicen que fue la revolución del punk-rock.

La crítica fue unánime, todos, absolutamente todos los críticos, con algunos matices, estuvieron de acuerdo en la maravilla de obra de arte que habían parido los americanos, y con el tiempo, se está valorando cada vez mas y mejor, el disco de Nirvana, que se ha convertido en uno de los mas importantes de la historia, por lo que significó, y por lo que aportó a la música. La revista Rolling Stone, lo colocó en 2020, en el puesto número 6 de los 500 mejores albumes de la historia, y eso en mi opinión es mucho decir, y en el primero de los 100 mejores discos de los años 90. Ya sabeis que yo le tengo mucha fe a la revista Rolling Stone, y lo que ella dice, para mi va a misa, así que si ella lo dice, será verdad. Y a fe mía que es verdad. Es un discazo impresionante, que marcó un antes y un después en la música de aquellos años, y que merece estar en La Playlist del Yeyo con todos los honores.

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¡¡Hasta la próxima!!


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