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Publicado octubre 20, 2025 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

David Bowie-Ziggy Stardust

Ziggy Stardust alternativo

Crónica del Fin del Mundo

La Inversión del Futuro

Albert Vargas era un hombre de calendarios. Su vida se medía en trimestres fiscales, en la fecha de vencimiento de las hipotecas y en los 14 años, 7 meses y 3 días que le faltaban para la jubilación. Su existencia era un plan de ahorro, un cálculo frío y fiable en la City de Londres.

Estaba cerrando el balance de un cliente cuando la BBC interrumpió la emisión musical. La voz del locutor temblaba nerviosa, pero su tono era una losa de cemento. Los cálculos, que ya no eran rumores, confirmaban que la Tierra tenía una fecha de caducidad. El tiempo estimado, la certeza matemática: Cinco Años.

Justo en el altavoz, entró la batería de Mick Woodmansey. Un ritmo lento, solemne, pero con una cadencia que sonaba al latido de una bomba. El bajo de Trevor Bolder se arrastró, insistente y fatalista, como si el propio planeta gimiera.

Albert se congeló. Mientras Bowie, con una voz cargada de terror, enumeraba el horror ("I heard a policeman say / Look out, son, five years"), el caos se filtraba por la ventana.

Five Years! ¡Solo tenemos cinco años!"

histeria colectiva

Desde la calle subían gritos. Primero fueron murmullos, luego una ola de histeria. La gente salía de los edificios, abandonando coches en mitad de la calle. Alberto vio cómo un hombre, con el rostro descompuesto, destrozaba la cabina de un teléfono público, mientras una mujer gritaba a un taxista que huía: "¡Lléveme a donde sea, no importa el dinero!" La letra de la canción se fundía con la realidad. La música, inicialmente tensa y contenida, comenzaba a hincharse con las cuerdas, transformándose en una histeria melódica que reflejaba la anarquía exterior.

En su oficina, Albert miró sus planes. Los había medido todos, excepto el fin. El ‘crescendo’ final de la canción, ese ‘lamento desesperado y estridente’ en el que Bowie se quiebra, fue la banda sonora de su propia rendición. Dejó caer el recibo de la hipoteca. ¿Para qué valían ya los recibos?

Salió del edificio, ya no buscando una dirección, sino simplemente aire. El Contable había muerto en su escritorio. Albert era, simplemente, un hombre libre en un mundo terminal que había enloquecido.

La Poeta y el Significado Apresurado

Con el terror asentado, el mundo busca significado y consuelo, desesperadamente.

Claire, la estudiante de arte de 21 años, sentía que Londres, después del pánico inicial de "Five Years", se había sumergido en una especie de sueño febril. Ella ya no pintaba lienzos; ahora garabateaba rostros de gente que se aferraba.

"Soul Love" captura ese nuevo ritmo del mundo. La canción se desliza con una elegancia y un aire a jazz-rock inusual para Bowie. No es un hit pegadizo, sino un interludio filosófico, con una sutil percusión y una línea de bajo funky que suena a reflexión tensa. Es la banda sonora de la espera.

Claire se sienta en un pub con sus amigos, observando cómo la gente busca consuelo. La letra de la canción se despliega como un manual de supervivencia emocional, categorizando las tres formas en que la humanidad busca consuelo.

Un grupo de estudiantes de filosofía discute acaloradamente sobre la reencarnación y las profecías. Buscan un amor que trascienda la materia, una creencia que desafíe los cinco años. "But it's only the soul love...", canta Bowie con un tono suavemente cínico. Claire sonríe; la fe es solo otra forma de distracción. Luego gira la cabeza hacia otra ubicación.

Una pareja se besa y se toca sin pudor en la mesa contigua, ignorando al camarero. Su conexión es desesperada, inmediata, sin futuro. Es el placer carnal como negación de la muerte. La canción, con sus ligeros toques de saxofón, acompaña este deseo fugaz y existencial. Claire los observa con curiosidad.

consuelo en la amistad

Claire se gira hacia sus amigos. El gesto de encender un cigarrillo y pasarlo, la complicidad de las miradas, la lealtad incondicional. Esto es lo real.

Max, un aspirante a músico, se encoge de hombros y le ofrece la petaca.

—¿Y tú, Claire? ¿Cuál es tu consuelo? ¿Fe, sexo, o... esto? —pregunta Max, señalando el humo y las pintas de cerveza.

—Supongo que el 'amor de amigos' —contesta Claire, aspirando el humo y soltándolo despacio. —Al menos sé que esta estupidez de mundo la terminamos juntos. No sé si queda tiempo para otra cosa.

Eleanor, con una sonrisa triste, interviene mientras suena el funk melancólico de la canción. —Los amantes en la calle están tratando de meter la eternidad en cinco años. Es agotador. Yo me conformo con que no tengamos que volver a hacer exámenes.

Claire asiente. Ella lo entiende. El arte ya no es importante; lo importante son las conexiones. La canción utiliza el miedo al fin del mundo para desvestir el amor de sus promesas de futuro. El fin es un catalizador que hace que cada tipo de conexión se vuelva más intensa y pura. Los solos de guitarra de Mick Ronson son aquí menos estridentes y más elegantes, tejiendo una capa de tristeza melancólica sobre la belleza de esa búsqueda.

Claire se levanta y se dirige a la máquina de discos. Si la vida va a terminar, al menos la vivirá rodeada de la gente que la entiende, con la música sonando a verdad.

La Escéptica y la Esperanza de un Hit

El planeta está sumido en el caos emocional, la gente anhela una respuesta o, mejor aún, un milagro. El problema es que el salvador es un alienígena glam que toca rock and roll.

Julia era la madre de Claire (La Poeta). Para Julia, todo era un escándalo. El pelo largo, los pantalones de campana, la música ruidosa, y especialmente, la idea de que unos científicos o un supuesto "Starman" pudieran determinar el fin del mundo. Ella representaba a toda la clase media de 1972 que se resistía a la decadencia hippie y al glam rock.

Tras el pánico inicial de "Five Years", Julia se había atrincherado en casa, convencida de que los cinco años de vida eran un bulo o, peor aún, una conspiración social-comunista.

Y entonces llegó Ziggy Stardust.

Julia la incredula

La noticia no vino como un boletín de emergencia, sino como un fenómeno cultural en la televisión. Los presentadores, hasta los más sobrios, hablaban de una figura que había aparecido en transmisiones radiales. Un ser andrógino, vestido de terciopelo y con un maquillaje teatral, que anunciaba la esperanza.

Julia estaba planchando la ropa cuando la melodía irrumpió en el programa vespertino. “Starman” es una pieza de ingeniería pop brillante, construida con la calidez de un himno. A diferencia de las dos canciones anteriores del álbum, esta no es sombría ni compleja; es esperanza pura con un riff contagioso.

La voz de Bowie es más suave, casi susurrante al principio, y luego se eleva a ese coro monumental que es el gancho de la canción. Julia lo odiaba, en teoría. Odiaba la letra que hablaba de un "hombre estrella esperando en el cielo" que vendría a salvar a la juventud.

"There’s a starman waiting in the sky / He’d like to come and meet us / But he thinks he’d blow our minds."

Ella intentó cambiar de canal. Pero la canción era como un imán. Estaba en todos los canales. Julia se sorprendió a sí misma tarareando el famoso coro. El truco de la canción es que se apoya descaradamente en la estructura melódica de "Somewhere Over the Rainbow", de Judy Garland. Ese aire familiar, ese toque de nostalgia de la Edad de Oro, hacía que la locura glam de Ziggy fuera fácil de digerir para el mainstream.

Julia, en su escepticismo, analizó la canción sin querer: se dio cuenta de que "Starman" era el caballo de Troya perfecto. Era el hit que llevaría el mensaje de un mesías alienígena a los hogares de todas las Julias del mundo, disfrazado de una canción pop pegadiza. No creía en Ziggy, pero, a regañadientes, sí creía en la capacidad de la canción para infundir una falsa, pero necesaria, esperanza. Por un breve instante, la certeza de que alguien más allá la vigilaba le ofreció un consuelo que ni su fe ni sus cuentas bancarias podían darle.

El Cronista y la Biografía del Mito

Con Starman la esperanza ya no es un susurro, sino un hit pop. Ahora es el momento de que la prensa de 1972 intente entender a este fenómeno que ha surgido de la nada para salvar, o al menos entretener, a un mundo condenado.

Robert era el crítico musical más respetado del Melody Maker. En 1972, ya había visto nacer y morir modas, pero nunca había visto un fenómeno como Ziggy Stardust. Los Beatles fueron ídolos, los Rolling Stones, demonios; pero Ziggy era un mesías, un producto de la histeria colectiva generada por la cuenta regresiva de los cinco años.

Robert sabía que la aparición del Starman y los mensajes de esperanza eran solo el preludio. Faltaba la pieza clave: la biografía de este nuevo ídolo. Y Bowie se la entregó en una sola canción: "Ziggy Stardust".

periodista

Esta pista no es un hit pegadizo como la anterior; es una balada dramática y épica con tintes de rock clásico. La canción cuenta la historia de un "chico de guitarra" (guitar man) que se convierte en la estrella que se come a sí mismo.

Robert la escuchaba en su tocadiscos, con las notas de piano iniciales sonando a funeral. Analizaba las letras como si fueran un expediente policial, intentando desentrañar la verdad detrás de la purpurina.

"Ziggy played guitar / Jamming good with Weird and Gilly / As the Spiders from Mars did tear it up..."

La canción le describía a la banda (The Spiders from Mars: Ronson, Bolder y Woodmansey) y el ascenso meteórico. Pero lo que le fascinaba a Robert era el riff principal de Mick Ronson: un sonido glorioso, hiperbólico, que sonaba tanto a triunfo como a presagio de fatalidad. La guitarra grita la gloria que precede a la caída. Robert entendía que la canción no era solo un himno, sino un epitafio preventivo.

Mientras tecleaba su artículo en una máquina de escribir ruidosa, Robert concluyó su crítica. Ziggy no era un alienígena, sino la destilación perfecta de la vanidad y la autodestrucción del rock. Su llegada al mundo condenado le había dado a la humanidad algo más que esperanza: le había dado un espejo. Un ídolo tan perfecto que estaba destinado a romperse. Estaba convencido de que al escribir la biografía del mito, estaba documentando su inevitable final.

El Discípulo y el Frenesí Glam

Con el mito de Ziggy Stardust ya escrito, el mundo se vuelca en la fiesta de fin de los tiempos. El pánico se ha transformado en un hedonismo frenético.

Danny tenía 17 años y el pelo de punta con gel. Después del anuncio de los cinco años, había tirado su uniforme escolar y abrazado el glamour con la desesperación de un náufrago. Había encontrado a su mesías, no en la fe, sino en la música ensordecedora y el maquillaje de purpurina. Él era El Discípulo.

Ziggy Stardust ya no era solo un nombre; era un culto. Y el lugar de reunión era la calle, las discotecas clandestinas y, sobre todo, los conciertos de la banda.

Suffragette City es la adrenalina del álbum. Es un corte de proto-punk descarado que llega como una patada después de las baladas dramáticas. La canción no habla de profecías, sino de sexo, ruido y velocidad, un reflejo del caos controlado que reinaba en las ciudades de 1972. La gente había aceptado su destino y ahora quería bailar hasta que el planeta se detuviera.

hedonismo y desenfreno

Danny está en el centro de un torbellino en un club nocturno del Soho. La pista de baile hierve. La guitarra de Mick Ronson ruge con riffs sencillos pero devastadores, y el piano golpea como un martillo. La canción es el himno perfecto para su nueva vida: sin reglas, sin mañana, solo rock and roll.

El análisis musical de Danny es visceral, no intelectual. Lo que él ama es el gancho crudo y poderoso y el grito gutural que se ha convertido en el eslogan de la nueva generación:

"Wham Bam, Thank You Ma'am!"

Para Danny, esa frase no era una línea sobre mujeres, sino una declaración de hedonismo total. ¡Vivamos el hoy, ahora! ¡Gracias, señora Muerte! Hemos visto el fin, ahora a vivir. La canción, con sus cambios de ritmo abruptos y su energía desenfrenada, es el sonido de la liberación social, el rito de paso de una generación que no va a vivir para envejecer, sino para ser legendaria.

Danny se siente por primera vez en su vida en casa, rodeado de otras "arañas de Marte" que bailan con ropa ridícula y caras pintadas, celebrando que el mundo se caiga a pedazos.

El Discípulo y el Legado

¡Aquí llega el final apoteósico y trágico! El frenesí no podía durar. Después de la liberación en la pista de baile, los ciudadanos del mundo deben presenciar cómo la misma figura que les dio esperanza se consume.

Danny, El Discípulo, había gastado todo lo que le quedaba en estar en el Hammersmith Odeon esa noche. Era el último concierto anunciado por Ziggy Stardust y The Spiders from Mars. El ambiente era de euforia desbocada, el clímax de los cinco años de vida que le quedaban al mundo.

El concierto había sido un torrente de energía, pero ahora, para la última canción, el ambiente se había vuelto pesado, casi ceremonial. La banda tocaba en una luz tenue.

despedida ziggy

Rock 'n' Roll Suicide es la única manera de terminar una ópera rock sobre la fama y la destrucción. La canción comienza lenta y teatral, con la guitarra acústica sonando a lamento. Es el sonido de la estrella que se apaga. Mick Ronson deja a un lado los riffs de Suffragette City para orquestar una despedida de película, elevando la intensidad.

Danny miraba a Ziggy, exhausto, casi fantasmal sobre el escenario. La letra era un monólogo de despedida, un mea culpa sobre los peligros de la fama y la carga de ser un mesías.

"Time takes a cigarette / Puts it in your mouth..."

El análisis musical de Danny fue puramente emocional: la canción es un crecimiento constante hacia la catarsis. El ritmo lento y solemne se acelera, las cuerdas suben y bajan, y la voz de Bowie se vuelve más desesperada y aguda a medida que se acerca al estallido final. Es un adiós, pero un adiós épico.

En el clímax, Ziggy ya no está cantando a su audiencia; parece estar cantándose a sí mismo, a su reflejo. Y justo cuando la música alcanza su punto máximo de frenesí orquestal—cuando todo debería explotar en un riff de hard rock—, se detiene.

En ese silencio repentino, Ziggy se dirige al público. La línea final no es un grito de muerte, sino una promesa de vida:

"Oh no, love, you're not alone! / Give me your hand 'cause you're wonderful!" (¡Oh no, amor, no estás solo! Dame tu mano, porque eres maravilloso!)

Para Danny, fue la revelación final. Ziggy Stardust no era el salvador alienígena; era la metáfora de que todos somos maravillosos, que la extravagancia, el arte, y la esperanza debían venir desde dentro, no de un personaje de rock. Al matar a Ziggy, Bowie le había devuelto la responsabilidad de los últimos años a la humanidad.

El escenario quedó en silencio. El rock and roll se había suicidado para que la gente pudiera vivir.

Epílogo y reseña

icono radio

Tras narrar el mito de Ziggy Stardust a través de los ojos de los ciudadanos, es esencial aterrizar en la realidad de su creador, David Bowie. La publicación de "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars" el 16 de junio de 1972 no fue un evento que generó histeria inmediata, sino la culminación de años de búsqueda artística de Bowie, un artista hasta entonces conocido solo por el novelty hit de 1969, "Space Oddity". Este álbum conceptual no solo lo consolidó como un genio del glam rock, sino que lo catapultó a la estratosfera cultural.

epilogo ziggy

La recepción crítica en 1972 fue en gran medida positiva, aunque tardó unos meses en alcanzar la categoría de clásico instantáneo. Revistas como Melody Maker y Rolling Stone alabaron la ambición conceptual y el poder de la banda (The Spiders from Mars), especialmente la labor de Mick Ronson en la guitarra, que define el sonido glam del disco. Fue reconocido como un trabajo esencial que capturaba el espíritu decadente, queer y futurista de la época.

En cuanto a las cifras, el éxito comercial fue un fenómeno de crecimiento orgánico e imparable:

Reino Unido: El álbum fue un éxito rotundo. Inicialmente alcanzó el puesto número 5 en las listas, pero se mantuvo en ellas durante más de dos años, afianzando el estatus de Bowie. Es, de lejos, su mercado más fiel.

Estados Unidos: El álbum tardó más en consolidarse, pero gracias al éxito inesperado del sencillo "Starman", alcanzó el puesto número 21 en el Billboard Top LPs & Tape Chart. Estas cifras, modestas para los estándares modernos, fueron clave para establecer a Bowie como un artista viable al otro lado del Atlántico.

Aunque las cifras exactas de 1972 varían, el álbum ha vendido millones de copias a nivel mundial desde su lanzamiento, siendo certificado Platino en mercados clave, y es un pilar constante en las listas de discos más vendidos a lo largo de las décadas.

La verdadera medida del éxito de Ziggy Stardust no reside en sus ventas iniciales, sino en su influencia perdurable. El álbum se mantiene consistentemente en los primeros puestos de las listas de "Mejores Álbumes de la Historia" de publicaciones como Rolling Stone, NME o Q Magazine. Un ejemplo clave de la energía cruda y la habilidad de la banda para fundir el rock and roll de los 50 con la urgencia del futuro es "Hang On to Yourself". Esta canción, con su riff trepidante y su adrenalina, es la prueba sonora del momento exacto en que Ziggy Stardust dejó de ser solo una profecía para convertirse en un fenómeno del rock and roll irrefrenable.

Hoy, la figura de Ziggy Stardust es vista como un catalizador cultural que definió el glam rock y la moda andrógina, abriendo la puerta a innumerables artistas en géneros que van del punk al indie. Es un álbum que demostró que el rock and roll podía ser teatral, intelectual y profundamente personal, un testimonio sonoro de que la mejor forma de enfrentar un futuro incierto es creando un mito hermoso y ruidoso. La crónica que acabamos de leer es, en esencia, la ficción que los datos reales de 1972 hicieron posible.

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La Opinión del Yeyo

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¡Impactado! Así me he quedado cuando he vuelto a escuchar últimamente este disco de Bowie. Sabía de su talento, de su genialidad, de su enorme vena artística, y de su valía polifacética. Pero hasta ahora me había limitado a sus éxitos mas destacados, que me tenían enamorado, y con eso me daba por satisfecho. Ya os he dicho antes en La Playlist del Yeyo, que hoy mismo, sigo descubriendo cosas maravillosas, e increíbles de nuestros años dorados de juventud, o de un poco mas adulto; así como descubrí hace muy poco tiempo discazos de los 60, también lo hago de los 70, y porqué no, incluso de los 90. La perspectiva no es la misma, lógicamente, no escucho de la misma manera a Bowie hoy, que cuando lo hacía en los 80. Y en los 80 ya me gustaba. Supongo que son los años, la experiencia, y el gusto. Y vuelvo al principio.

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¡Impactado! Empezando por “Five Years”. Os aseguro que casi se me saltan las lágrimas, oyendo los gritos de desesperación de Bowie, en el tramo final de la canción, cuando le está chillando a la humanidad que solo nos quedan 5 años. Continua por “Soul Love”, ¡pocas veces he escuchado tanta ternura en una canción! Se me hace nudo, tengo que tragar fuerte, no lo puedo evitar. Y no la he seleccionado para la playlist, aunque lo merece, por ser una preciosidad de canción, pero hay un pequeño fragmento en Lady Stardust, que me tiene acongojado, solo sale al principio y al final, es el solo de organillo, que me pone la piel de gallina. Y llegando al final del álbum, sería un pecado no seleccionar el suicidio del Rock and Roll. Es puro dramatismo, teatralidad, un cierre de telón apoteósico. Es el mejor final para una obra de arte excepcional. Sin duda, una ópera rock para enmarcar, para colocar en un pedestal, y enseñarla a los jóvenes de hoy en dia, y mostrarles lo que es la verdadera música.

En resumen, The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars, que ese es el título completo, de David Bowie, es una obra maestra del rock, una sucesión perfectamente organizada y bellamente estructurada de canciones que cuentan una hermosa historia, un tanto distópica, pero que te engancha, y te succiona el oido de tal forma, que sus temas te hacen vibrar de emociones y sentimientos, que a mi por lo menos, me sobrecogen y me impactan. El disco en su conjunto, es una preciosidad, no hay una solo cancion mediocre, todas son maravillosas, es un álbum muy completo, excelso en su totalidad, y delicioso en sus pequeñas delicatesen concretas. No puedo por menos que recomendar machaconamente su escucha. Te enamorará, desde el primer momento. 

Os juro que me ha costado un trabajo enorme destacar las canciones para componer esta historia, y, claro está, adjuntarlas a la playlist de los 70. Pero no podía destacarlas todas, aunque todas lo merecen. Por supuesto hay temazos enormes de Bowie, pero también canciones no tan conocidas pero tremendamente bonitas y de muchos kilates.

La Playlist del Yeyo es mucho mejor con este discazo en su repertorio. Ha ganado en criterio, y también en elegancia.


Podeis visitar la página de La Playlist del Yeyo, en la que están ubicados todos los videos colgados en el blog, a modo de playlist, incluidos los de David Bowie, para que los disfruteis todos juntos, y en el orden que querais. También teneis una emisora con La Radio del Yeyo, que contiene los hits de las décadas de finales del siglo XX. Y si buscas una canción o un video que no está en La Playlist del Yeyo, lo puedes localizar en el Buscador del Yeyo, procurando especificar bien el video o canción que quieres localizar.

¡¡Hasta la próxima!!


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