Translate

Publicado septiembre 27, 2024 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

Lloyd Cole and the Commotions-Mainstream

Lloyd Cole and The Commotions, Mainstream

Melodías y dilemas en el Barrio de Salamanca

El Café Comercial, a principios de 1988, no era solo un café; era un santuario. Sus grandes ventanales de madera noble, pulcros y lustrosos, daban a la calle Serrano, dejando que la luz de la tarde madrileña se filtrara en haces dorados sobre el humo de los cigarrillos que flotaba pesado pero con cierta elegancia en el ambiente. Las mesas de mármol blanco, con sus vetas grises, estaban impolutas, reflejando el brillo de las cucharas de plata y las tazas de porcelana fina que tintineaban suavemente. El suelo de mosaico hidráulico, con sus patrones geométricos y colores apagados, crujía levemente bajo los zapatos de cordones y los tacones de aguja. Detrás de la larga barra de caoba, un camarero con chaleco y pajarita pulía vasos con un paño blanco, observando la escena con la paciencia de quien ha visto pasar generaciones. Las voces, una mezcla de risas, conversaciones animadas y algún que otro grito para pedir la cuenta, se mezclaban con el suave murmullo de una máquina de café y, en ocasiones, con los acordes de alguna canción de moda que sonaba tímidamente por los altavoces. Era un lugar donde el tiempo parecía ralentizarse, un refugio de la burguesía donde los dilemas del día a día parecían diluirse entre sorbos de café y promesas de un futuro ya escrito.

En una de esas mesas, Miguel, con su polo Lacoste impoluto y el cuello de la camisa tan tieso como su convicción de que los exámenes de Derecho se aprobarían solos, revolvía su café. Frente a él, Ana, con la melena rubia perfectamente cardada y unos pendientes de perlas que parecían susurrar "herencia", repasaba un apunte de Económicas con desgana. Jorge, el bohemio de la pandilla —o lo más bohemio que podía ser un "hijo de papá" con un Porsche en el garaje—, dibujaba garabatos en una servilleta mientras tarareaba una melodía. Y Clara, la pragmática y la que siempre ponía los pies en la tierra, con sus zapatillas Nike pisando siempre fuerte, consultaba su agenda de piel, organizando la noche.

Teléfono Retro Temu
El teléfono de toda la vida, en el aparador de tu casa

"De verdad, Miguel, ¿te has vuelto a saltar la clase de Constitucional?" Ana levantó una ceja, en un gesto que había perfeccionado para parecer a la vez reprobatoria y divertida.

Miguel sonrió con ese aire despreocupado que exasperaba a sus profesores y encandilaba a la mitad de las chicas de la facultad. "Bah, Ana. ¿Para qué? Papá ya tiene claro que si no soy abogado de familia, al menos tendré mi puesto en el bufete. Total, la teoría es para los que no tienen padrinos, ¿no crees?". Dio un sorbo a su café con leche.

Jorge dejó de garabatear y levantó la vista. "Hombre, Miguel, no seas tan cínico. Al final, tener una base teórica nunca viene mal. Mira que un día te toque defender a alguien que de verdad lo necesite, y no solo la enésima fusión de empresas de tu tío". Soltó una risita.

Clara suspiró, cerrando su agenda. "A ver, chicos, dejad el existencialismo para los de Filosofía. Tengo dos invitaciones para la fiesta de los Mendoza esta noche. ¿Quién se apunta? Dicen que va a haber barra libre de champán francés".

"¡Yo!" Ana fue la primera en responder, olvidando al instante sus preocupaciones académicas. "Necesito desahogarme de este empacho de balances. Además, me han dicho que Carlos, el de cuarto de Empresariales, va a ir. Y sabes lo que pienso de Carlos..." Terminó la frase con un guiño picarón a Miguel, que fingió no darse cuenta.

Miguel carraspeó. "Bueno, yo tengo que ver un partido de tenis por la tele, pero si prometes que Carlos no va a estar pegado a ti como una lapa toda la noche...".

De repente, una ráfaga de música inundó el café. La inconfundible voz de Lloyd Cole se deslizó por los altavoces, y una sonrisa iluminó el rostro de Jorge.

"¡Madre mía! ¡Es el Mainstream! De Lloyd Cole and the Commotions" exclamó, señalando con entusiasmo hacia el altavoz. "Por fin algo decente en este sitio. Es un discazo, ¿eh? Mucho más oscuro que los anteriores, pero con ese toque de siempre".

Ana asintió, moviendo la cabeza al ritmo. "Sí, sí. Me encanta cómo la guitarra de Lloyd Cole, suena tan… punzante. Como si arañara la melodía. Es diferente, pero a la vez sigue siendo muy ellos. Más maduro, quizás".

"Escuchad 'My Bag'", dijo Miguel, subiendo el volumen mentalmente. "La letra es genial. Es como si Cole estuviera harto de todo, ¿sabes? De las expectativas, de la gente superficial... 'I'm no stranger to the weather / But I'm still learning about the storm'. Esa frase me mata. Es como si dijera: 'Sé de qué va la vida, pero sigo flipando con lo complicado que es todo'".

Clara asintió. "Sí, y la música acompaña esa sensación de hastío. Es un inicio de álbum muy directo, ¿no creéis? Te mete de lleno en ese ambiente un poco melancólico pero con mucha fuerza".

"Y 'From the Hip'", continuó Jorge, con la mirada perdida en el techo, como si viera las notas flotar. "Esa canción es pura poesía. 'From the hip, baby, from the hip'. Es como disparar a quemarropa, ¿no? Ser directo, sin rodeos. Y la instrumentación... es más cruda, ¿verdad? No tiene tantos arreglos como otras de sus canciones. Es más minimalista, y eso la hace más potente".

Ana añadió: "A mí me da una sensación de cierta resignación, pero con elegancia. Es como aceptar las cosas tal y como son, sin intentar maquillarlas. Un poco como nosotros, al final". Miró a Miguel con una sonrisa cómplice.

"¡Ah, y 'Sean Penn Blues'!" Miguel soltó una carcajada. "Esa es la canción definitiva para un 'hijo de papá' enamorado, o más bien, desilusionado. El título es lo más, claro, por la reputación de Penn. Pero la letra... 'She’s got a smile that reminds me of trouble'. ¿No os parece que describe a la perfección a esas chicas que te rompen el corazón pero aun así no puedes dejar de mirar?". Miró a Ana con la ceja levantada.

Ana se hizo la ofendida. "¡Hombre, Miguel, no generalices! Pero sí, la canción tiene ese rollo de amor complicado y un poco tormentoso. Y la melodía es tan pegadiza que te la quedas tarareando todo el día".

"Pero si hablamos de melodías pegadizas", intervino Clara, "tenemos que hablar de 'Jennifer She Said'. Esa es la canción por excelencia del disco. Es pura melancolía, pero con un toque de esperanza. 'Jennifer she said goodbye, and Jennifer she said so long'. Es tan triste, pero a la vez tan bonita. Y la voz de Cole aquí es sublime, te llega al alma".

Jorge asintió solemnemente. "Totalmente. Es la canción perfecta para esos momentos en los que te das cuenta de que el verano ha terminado, o de que esa chica que te gustaba ha decidido irse con otro. Es universal, ¿sabes? Ese sentimiento de pérdida, pero narrado con una delicadeza... Es una joya del disco".

"Y para cerrar el círculo, 'Hey Rusty'", dijo Miguel, mientras la canción comenzaba a sonar, más pausada. "Esta es una balada preciosa. Es como un susurro, una melodía suave que te envuelve. 'Hey Rusty, don't you worry about the rain'. Tiene ese tono consolador, como un amigo que te dice que, a pesar de las dificultades, las cosas se calmarán. Es un cierre melancólico pero esperanzador, ¿no creéis?".

Ana, con una sonrisa, se levantó y se puso a bailar suavemente al ritmo de la música. "¡Exacto! Es el optimismo que siempre intentamos mantener, aunque de vez en cuando nos asalte algún 'Sean Penn Blues' particular. Es el mensaje de que, al final, hay que seguir adelante, pasárselo bien y no preocuparse demasiado".

"¡Pues eso!", exclamó Jorge, levantando su vaso de agua. "Por el Mainstream, por Lloyd Cole, y por nosotros, que al final, a pesar de los exámenes y los líos amorosos, sabemos que la vida es una fiesta continua".

Clara sonrió. "Bueno, la fiesta de los Mendoza nos espera. Y mañana, otra vez a clase, supongo".

Miguel se encogió de hombros, con esa despreocupación tan suya. "O no. Ya veremos. Total, la vida es demasiado corta para preocuparse por el mañana cuando el hoy está tan bien. ¡A bailar, chicos!".

piramides de cristal TemuPirámides mágicas de cristal

Y con la melodía de "Hey Rusty" aun vibrando en el aire, la pandilla de amigos salió del café, lista para sumergirse en la noche madrileña. Para ellos, la vida era una sucesión de experiencias placenteras y oportunidades dadas por sentadas. Las preocupaciones existenciales sobre el futuro, la búsqueda de empleo, la estabilidad económica o el ascenso social eran conceptos abstractos, casi ajenos a su realidad. Sabían que, al final, el negocio familiar de su padre, la influencia de su madre en ciertos círculos, o el simple hecho de haber nacido en la cuna adecuada les garantizaba una red de seguridad invisible pero inquebrantable.

Así, con la ligereza de quienes saben que el mañana ya está escrito, estos jóvenes se perdían en la efervescencia de la noche madrileña, entre luces de neón, copas y risas. La música de Lloyd Cole and the Commotions y su último álbum, Mainstream, era solo la banda sonora perfecta para una juventud que vivía cada día con la convicción de que la diversión era un derecho y la preocupación, un lujo que no podían, o no querían, permitirse. Sus problemas seguían sin resolver, sus exámenes sin estudiar del todo y sus líos amorosos tan enredados como siempre. Pero ¿importaba realmente? Para ellos, en ese Madrid de 1988, la vida seguía, tan efímera y desenfadada como una canción pop de finales de los ochenta.

Epílogo

Rodeado por ese aire de misticismo, y encantamiento mágico que nos hechiza, el album 'Mainstream', de Lloyd Cole and the Commotions, nos viene a dar una lección de buen pop-rock, de buena música, inteligente, y de buen gusto, que nos aporta buenas vibraciones, y buen rollo. El ambiente misterioso en el que nos introducen los teclados de Blair Cowan, nos sumergen en una nebulosa de paz a la vez que enigmática, que provocan en nuestra mente, oleadas de placer auditivo, que hacen que me sienta como flotando, y ajeno por completo a lo que tengo a mi alrededor. Si a eso le añadimos la voz algodonosa y suave de Lloyd Cole, con sus "quejíos", y su tono dulce y blandito, y también unas canciones seductoras y cautivadoras, hacemos una composición tremendamente atractiva para el oido. Eso es el Mainstream, un conjunto de capítulos de una buena serie de televisión, fabulosamente compuestos, e interpretados, que resultan fascinantes para el amante de la buena música. La buena televisión y la buena música, no son tan diferentes. Al Mainstream me remito. 

Este album, fue publicado el 26 de octubre de 1987, y acabó siendo, a pesar de las intenciones primeras de los miembros de la banda, un trabajo muy introspectivo, y con letras muy interioristas, y retraidas. La música es muy suave, muy relajada, con una elegancia y una gracia muy sutíl. Y la voz melosa y aterciopelada de Cole, parece que te acaricia el oido, y se deja llevar por el ritmo y la preciosa melodía del conjunto de temas del album. La crítica, ha estado dividida en su juicio, y algunos lo han puesto como un album decepcionante, y otros que es una gran obra que supera el rock en inteligencia. 

Podcast

Logo Spotify

España

Reino Unido

Podeis visitar la página de La Playlist del Yeyo, en la que están ubicados todos los videos colgados en el blog, a modo de playlist, incluidos los de Lloyd Cole and The Commotions, para que los disfruteis todos juntos, y en el orden que querais.

¡¡Hasta la próxima!!


P.D.: Si quieres suscribirte al blog, para estar informado de todo lo que ocurra en él, pulsa en este enlace, y rellena el formulario que te sale. No te preocupes, no cuesta nada. Es muy fácil. Solo tienes que poner tu nombre y una dirección de correo electrónico. Nada mas. Hazlo y te lo agradeceré eternamente. Gracias.

    envía por email

0 comments:

Publicar un comentario

Comenta lo que quieras, pero siempre con educación y respeto.