
La sala de conferencias del Hospital General era un espacio funcional y sobrio, diseñado para la concentración y el intercambio profesional. Una larga mesa de caoba pulida dominaba el centro, rodeada por sillas de cuero ergonómicas que ahora estaban casi todas ocupadas. La luz entraba suavemente a través de amplias ventanas que daban a un jardín interior, filtrada por persianas venecianas parcialmente cerradas, creando un ambiente tranquilo y matizado.
En una de las paredes, una pizarra blanca inmaculada esperaba ser utilizada para diagramas o notas, aunque por el momento permanecía vacía. Un proyector montado en el techo apuntaba discretamente hacia una pantalla retráctil, lista para desplegarse si fuera necesario.
El silencio inicial se rompía solo por el suave susurro de las páginas del expediente de Sally mientras el Dr. Reed comenzaba su presentación, y por los ocasionales carraspeos o el suave clic de una pluma tomando notas. El aire estaba cargado de una atmósfera de curiosidad intelectual y respeto profesional, mientras los psiquiatras, cada uno con su propia trayectoria y especialización, se preparaban para desentrañar el enigma de la inusual fortaleza de Sally.
El Dr. Alistair Reed ajustó sus gafas sobre la punta de su nariz, observando el expediente frente a él. La sala de conferencias del hospital estaba casi llena, un grupo de mentes brillantes reunidas para discutir un caso peculiar.
—Bien —comenzó el Dr. Reed, su voz tranquila llenando el espacio —, hoy tenemos un caso que, si bien no presenta una patología depresiva en el sentido tradicional, sí plantea interrogantes fascinantes sobre la resiliencia humana. Me refiero a la señorita Sally Jenkins.
La Dra. Evelyn Hayes, una mujer de unos cincuenta años con una mirada penetrante, asintió. —La madre soltera, ¿verdad? Con el niño con necesidades especiales.
—Así es —confirmó el Dr. Reed—. Una vida marcada por lo que muchos considerarían adversidad constante. Padre ausente, dificultades económicas, un hijo que requiere cuidados especiales... Sin embargo, su estado de ánimo... es atípico.
El Dr. Kenji Tanaka, el más joven del grupo, frunció el ceño. —¿Atípico cómo? ¿Negación? ¿Mecanismo de defensa?
—En absoluto —respondió el Dr. Reed, hojeando el expediente—. Sus informes laborales la describen como una persona alegre, incluso en un ambiente... poco estimulante. Los maestros de la escuela de su hijo hablan de su optimismo inquebrantable. Y su casero... bueno, incluso él, a pesar de sus constantes exigencias de pago, admite que Sally siempre responde con una sonrisa y una promesa de "resolverlo pronto".
La Dra. Hayes sonrió levemente. —¿"Crisis? ¿Qué crisis?" Supongo.
—Exactamente —dijo el Dr. Reed—. Su lema personal, al parecer. Y su banda sonora preferida es Supertramp. Ese disco que se titula así, Crisis? What Crisis? Un gusto curioso, dada su situación.
—Quizás no tanto —intervino el Dr. Tanaka—. Supertramp tiene una cualidad... melancólica pero esperanzadora a la vez. ¿Han analizado sus preferencias musicales en detalle?
—De hecho, sí —contestó el Dr. Reed, haciendo una pausa—. Y creo que aquí es donde la cosa se pone aún más interesante. Su álbum favorito es Crisis? What Crisis?. Un título que, en su caso, parece casi una burla a sus circunstancias.
La Dra. Hayes se inclinó hacia adelante. —Un álbum que explora la ansiedad y la incertidumbre, si mal no recuerdo. Es fascinante que alguien en su posición se identifique con él.
—Precisamente —afirmó el Dr. Reed—. Es como si encontrara una especie de... ironía reconfortante en esas canciones. Una forma de relativizar sus propios problemas.
En efecto, Crisis? What Crisis?, es una delicia sonora que navega por las aguas turbulentas de la duda y la agitación interna, envuelto en melodías sofisticadas y arreglos intrincados. A pesar de su título aparentemente pesimista, el álbum irradia una extraña sensación de resistencia, una cualidad que sin duda florece en Sally. Las letras, a menudo cargadas de preguntas existenciales, se presentan con una musicalidad que invita a la reflexión más que a la desesperación. Es un álbum que parece decir: sí, la vida puede ser caótica, pero aún hay belleza y melodía en medio del desorden.
El Dr. Reed continuó: —Analicemos algunas de las canciones que Sally menciona con frecuencia. Empecemos con "Sister Moonshine".
—Una canción con un ritmo relajado, casi hipnótico —comentó el Dr. Tanaka—. Hay una sensación de anhelo, pero también de aceptación.
—Estoy de acuerdo —añadió la Dra. Hayes—. La letra sugiere una búsqueda de consuelo en algo o alguien más allá de uno mismo. Quizás Sally encuentra en esta canción una forma de escapar momentáneamente de sus responsabilidades, una conexión con una sensación de paz.
"Sister Moonshine" evoca una atmósfera suave y contemplativa. La melodía fluye con una cadencia pausada, mientras la letra pinta imágenes de una búsqueda de guía y tranquilidad. Es una canción que podría resonar en alguien que, como Sally, busca un faro en medio de la tormenta.
—La siguiente es "Ain’t Nobody But Me" —prosiguió el Dr. Reed.
—Esta tiene un ritmo más animado, casi desafiante —observó la Dra. Hayes—. Hay una declaración de independencia, de tomar las riendas de la propia vida.
—Absolutamente —asintió el Dr. Tanaka—. A pesar de la posible soledad implícita en el título, la energía de la canción es bastante positiva. Podría ser el himno interno de Sally, su forma de decir: "Sí, estoy sola, pero puedo con esto".
"Ain't Nobody But Me" irradia una energía contagiosa. Con su ritmo marcado y su melodía pegadiza, la canción se siente como una afirmación de auto-suficiencia. Para Sally, podría ser un recordatorio de su propia fuerza y capacidad para seguir adelante a pesar de las dificultades.
—Luego tenemos una pieza más compleja: "A Soapbox Opera" —dijo el Dr. Reed.
—Esta es interesante —reflexionó la Dra. Hayes—. Tiene varios movimientos, cambios de ritmo y de humor. Parece contar una historia, una especie de... lucha interna que se resuelve con una nota de esperanza.
—Precisamente —confirmó el Dr. Reed—. Podría reflejar la propia montaña rusa emocional de Sally, sus momentos de dificultad seguidos de una reafirmación de su espíritu. La ópera del día a día, si se quiere, vista a través de una lente optimista.
"A Soapbox Opera" es una composición ambiciosa que evoluciona a lo largo de sus ocho minutos. Con cambios dinámicos y una narrativa lírica intrigante, la canción viaja desde la introspección hasta una resolución más luminosa. Para Sally, podría ser un espejo de su propia capacidad para encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.
—La siguiente en su lista es "Lady" —continuó el Dr. Tanaka.
—"Lady" es una canción... dulce y melancólica —apuntó la Dra. Hayes—. Tiene una sensación de admiración y quizás también de cierta distancia. ¿Podría esta canción estar relacionada con su hijo? La forma en que una madre ve a su hijo...
—Es una posibilidad fascinante —concedió el Dr. Reed—. O quizás un anhelo por una conexión romántica diferente, aunque dada su situación, su enfoque principal parece ser su hijo. La ternura de la melodía y la letra introspectiva podrían resonar con su amor maternal.
"Lady" es una canción con una melodía delicada y una letra que expresa admiración y afecto, aunque con un aire de cierta reflexión melancólica. Para Sally, podría ser una expresión de su amor incondicional por su hijo, o quizás un anhelo subyacente por una compañía adulta, aunque su fortaleza se centre en su rol de madre.
—Finalmente, tenemos "Two of Us" —concluyó el Dr. Reed.
—Esta canción tiene una calidez y una sencillez encantadoras —dijo el Dr. Tanaka—. Habla de una conexión íntima, de apoyo mutuo. Quizás esta representa la relación inquebrantable entre Sally y su hijo.
—Estoy de acuerdo —añadió la Dra. Hayes—. A pesar de las ausencias en su vida, tiene ese vínculo fuerte y esencial. Esta canción podría ser un reflejo de esa pequeña burbuja de amor y resistencia que ha construido con su hijo.
"Two of Us" es una canción reconfortante y optimista que celebra la fuerza de una relación cercana. Con su melodía sencilla y su mensaje de apoyo mutuo, para Sally podría ser un himno a su lazo incondicional con su hijo, la luz que guía su camino.
El Dr. Reed miró a sus colegas. —Entonces, ¿qué opinamos? ¿Una negación patológica? ¿Una forma inusual de afrontamiento? ¿O quizás... simplemente una mujer con una fortaleza interior remarcable?
La Dra. Hayes sonrió. —Creo que Sally nos está enseñando algo importante sobre la capacidad humana de encontrar esperanza incluso en los momentos más difíciles. Quizás su "patología" no sea su optimismo, sino lo raro que nos parece a nosotros.
El Dr. Tanaka asintió, pensativo. —Es un recordatorio de que la resiliencia se manifiesta de muchas formas, a veces de las más inesperadas.
El Dr. Reed cerró el expediente de Sally. —Definitivamente, un caso que nos invita a reflexionar. Y una mujer, sin duda, digna de admiración.
El Dr. Reed sonrió levemente, observando las expresiones pensativas de sus colegas. —Así que, al final, ¿qué nos llevamos del caso de Sally? Más allá de la rareza clínica, creo que hay una lección poderosa.
La Dra. Hayes asintió. —Nos muestra que la respuesta a la adversidad no siempre es la que esperamos. Que la tristeza profunda no es la única reacción posible ante la dificultad.
—Exacto —terció el Dr. Tanaka—. Sally, con su sonrisa constante y su amor por Supertramp, nos recuerda que incluso en las circunstancias más sombrías, la esperanza puede florecer. No es negar la realidad, sino elegir cómo enfrentarla.
El Dr. Reed se reclinó en su silla. —Ella no ignora sus problemas; los vive, los enfrenta, pero elige no ser consumida por ellos. Su optimismo no es una venda en los ojos, sino una armadura en el corazón. Nos enseña que la alegría puede ser una elección, una forma de resistencia.
Y así, la historia de Sally, la mujer que reía ante la crisis al ritmo de Supertramp, se convirtió en algo más que un caso de estudio para un grupo de psiquiatras. Se transformó en un faro silencioso, una demostración de que la actitud con la que enfrentamos la vida tiene un poder inmenso. Sally, sin proponérselo, les había recordado una verdad fundamental: que incluso cuando todo parece ir mal, la capacidad de encontrar una chispa de esperanza y sonreír puede ser la fuerza más revolucionaria de todas. Y esa es la moraleja de toda esta historia, en la adversidad, la alegría no es una negación, sino una poderosa forma de resistencia y una elección valiente que ilumina el camino hacia adelante, demostrando que incluso la melodía más optimista puede sonar en medio de la sinfonía de los problemas.
Epílogo
Fué publicado el Crisis? What Crisis? el 14 de septiembre de 1975, y en su momento la crítica fue un tanto ambigua en su calificación, tuvo menor éxito que el disco anterior, y la propia banda tuvo que reconocer con el tiempo que no había sido el mejor trabajo que habían hecho, debido a muchas circunstancias ajenas a la banda, principalmente las prisas. Sin embargo, yo lo considero un discazo, un precioso trabajo, de sonido, poesía, y composición. Me compré el CD en los 90, cuando empezé a tener mi independencia económica, y lo disfruté muchísimo. Era como si no hubiera pasado el tiempo desde que escuchara el Crime of the Century, en los 80, la música me sonaba igual, eran distinatas canciones pero con una misma linea melódica.
Este Crisis? What Crisis? de Supertramp, es más que una colección de canciones; es una reflexión profunda sobre la vida, las dudas existenciales, y las esperanzas que todos compartimos. Porque todos tenemos dudas, todos tenemos incertidumbres en determinados momentos de la vida, todos sufrimos temores, vacilaciones, desconfianzas...Pero también hay hueco para la esperanza de que esos momentos terminen, y dejen pasar la luz. Supertramp logra en este album, capturar ese sentido universal de anhelo y titubeos, y lo convierte en arte, que va mas allá del tiempo, convirtiéndolo en un mensaje atemporal, que sirve para cualquier época. En definitiva, el Crisis? What Crisis? de Supertramp, es una obra maestra que invita a escucharlo con atención y altura de miras, ofreciéndote, te lo prometo, grandes recompensas. Si conoces el inglés, presta atención al mensaje. Te servirá de mucho. Y si no lo conoces, deleitate con la música, que si le sabes prestar atención, te aportará mucha información que no sabías que contenía.
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