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Publicado abril 28, 2025 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich-Diamond Star Collection

Davedee alternativo

La lección musical del abuelo

El sol de la tarde filtraba polvo dorado a través de las cortinas del salón, y creaba un ambiente cálido y acogedor en la estancia. Alberto, a sus 73 años reflejados en la piel arrugada y la mirada cargada de recuerdos, se balanceaba suavemente en su mecedora. Parecía disfrutar de la música que sonaba en el ambiente, sus expresiones así lo delataban. Mecía la cabeza con el ritmo de las canciones, cerraba los ojos a veces, y parecía sonreír, se notaba que estaba a gusto.

A su lado, sentada en el suelo y con la vista fija en su teléfono, estaba Laura, su nieta de quince años. Una jovencita muy bien parecida, con su melena morena, ojos expresivos, y una vestimenta muy actual, desenfadada, y sobre todo cómoda. Parecía que no había otra cosa en el mundo que su pantalla. Aun así, cada uno a su manera, compartían espacio.

"Abuelo, ¿qué escuchas ahora? ¿Todavía esa cosa vieja de antes?" preguntó Laura, sin despegar la mirada de la pantalla.

Alberto irritante. "Sí, Laura. Tus 'cosas viejas' son el disco de los Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich que me regaló tu abuela. Ya sabes lo mucho que me gusta".

Laura suspiró dramáticamente. "Abuelo, esa música... suena tan... antigua. ¿Por qué no escuchas algo de verdad, algo de ahora?" Lanzó un ritmo de reguetón que inundó la habitación por un instante. Alberto hizo una mueca, no tanto por la música en sí, sino por el estruendo.

Abuelito con su nieta

"Para gustos, los colores, Laura. En mi época, esto era la bomba. Estos tíos eran… no sé… la banda sonora de nuestra juventud. No eran como las grandes bandas de los años 60, pero tenían su aquel, a mi me encantaban. Habían muchos artistas y grupos, y podías elegir. Yo elegí estos tios. Verás, antes no existían los móviles ni Internet. Nuestros 'me gusta' se ganaban bailando en los guateques. Los celebrábamos en casa de algún amigo. Imagínate, todo el salón lleno de jóvenes bailando al son de un tocadiscos. Y créeme que no se escuchaba el reguetón."

Laura hizo una pausa con el teléfono. "Un tocadiscos… ¿Qué es eso? Suena como una enfermedad rara."

Alberto se echó a reír. "Ya veo que no has visto ninguno. Era un aparato para reproducir discos de vinilo, ¡como este!" Señaló el viejo tocadiscos Phillips que ocupaba una esquina del salón. "Y esos discos eran nuestro oro. La música era diferente, la verdad. Se hacía con más melodía y buenas letras. No como la basura que escucháis ahora..."

Laura enarcó una ceja. "¡Eh, que el reguetón también tiene su arte!"

Alberto respiró hondo. "Quizás. Pero… ¿has escuchado 'The Legend of Xanadu'? ¡Eso sí que era una historia! Una letra con mucho sentido. Ya sé que os suenan antiguos. El ritmo no es tan potente, no tienen los mismos efectos que el reguetón actual, pero… ¡transmitían algo!"

Alberto movió la cabeza, grabando los pantalones de campana y las plataformas, imitando el "look" de la banda. "Recuerdo cuando salió 'Hold Tight!' Ese estribillo se pegaba como lapa y todo el mundo lo cantaba, pero cantaba lo mismo la niña de 10 años, que la señora de 70 años ¡Qué grandes recuerdos!

La joven rodó los ojos, pero Alberto continuó.

"Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich... ¡qué nombres! No sé quién tuvo la genial idea de nombrarse así. Tenían un sonido muy característico. Mucha armonía en las voces, una batería que marcaba el ritmo con fuerza, y melodías muy pegadizas. ¡Sus letras no tenían comparación, no se andaban con tapujos!". Alberto carraspeó, y se inclinó un poco. "¿Has escuchado 'Zabadak'? Bueno, pues en su tiempo, fue algo así como la locura de las fiestas."

Laura soltó una leve carcajada, quizás más por la pasión de su abuelo que por la música en sí. "Abuelo, te estás poniendo nostálgico. ¡Parece que vivieras en una película!"

"Quizás tenga razón, Laura. Pero créeme, 'Okay!', no era solo música. Era una época, una forma de ver el mundo, un optimismo que quizás se ha perdido con los años. Y su puesta en escena no se quedó atrás, ¡qué movimientos, qué saltos!" añadió Alberto. "¿Alguna vez os habéis imaginado a estos grupos cantando en playback? Nosotros tampoco, Laura, nosotros no lo contemplábamos como algo normal."

Alberto buscó en la estantería, rebuscando entre los vinilos. "Mira, aquí está. ‘Touch me, Touch me'. La letra no tiene desperdicio, de verdad. ¿Te la traduzco? Era de esas canciones que te llegaban al alma... y se lo dedicabas a la chica que te gustaba." Él parecía pensar en su mujer, ya que se la dedicó muchas veces cuando eran jóvenes. Una sonrisa se le dibujó en la cara sin el darse cuenta.

Sacó el disco con cuidado, limpiándolo suavemente con la manga de su camisa. La aguja descendió sobre el vinilo, y el característico chisporroteo llenó el salón, seguido de los primeros acordes. Era 'Wreck of the Antoinette'. Alberto cerró los ojos y movió la cabeza al ritmo de la música, dejando que los recuerdos le inundaran.

Laura seguía absorta con el teléfono, pero al cabo de un rato levantó la vista. Vio a su abuelo con los ojos cerrados, y agitando levemente la cabeza, disfrutando visiblemente de la música. Por un instante, sintió curiosidad. La melodía, aunque anticuada para sus oídos, tenía algo…

"Abuelo...", dijo Laura tímidamente, mientras miraba la aguja de los tocadiscos girando sobre la vieja discoteca. "Esa canción… ¿de qué va?"

Alberto abrió los ojos. "Es sobre... bueno, una historia de amor, en un barco que naufraga. ¿Bonita, eh?"

"Mmm...", respondió la chica. ¡Como Titanic! Mamá me ha hablado de esa peli.

La aguja saltaba y seguía rodando en su surco. A ambos se les quedó una extraña sonrisa dibujada en la cara, cada uno imaginándose una historia en su mente. Alberto cerró los ojos y apretó la mano a Laura.
Ella, extrañamente, por un instante decidió dejar de lado el móvil, levantarse y sentarse en el brazo del sillón al lado de su abuelo, y le daba la mano también. Ambos contemplaban cómo seguía girando el sonido del tocadiscos en la habitación. Y esta vez, no fue una canción que llegó a los oídos, sino que la música consiguió unir a abuelo y nieta durante unos minutos.

Abuelito guateque nieta

Alberto, en silencio, sabía que quizás había sembrado una pequeña semilla en el corazón de su nieta. No esperaba que Laura dejara de escuchar reguetón, pero tal vez, la próxima vez que viniera a visitarlo, le pediría que pusiera uno de esos 'viejos' discotecas. Y eso, para él, ya era una victoria. La música, después de todo, era una forma de conectar generaciones, de compartir experiencias, de entender que, a pesar de las diferencias, todos buscamos lo mismo: algo que nos haga sentir.

El sol seguía filtrándose por las cortinas, pero ahora, la luz parecía más cálida y acogedora. Y en el salón, un viejo tocadiscos oxidado, pero funcional; el vinilo de los Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich y dos generaciones distintas, encontraron un punto en común. La magia de la música, al fin y al cabo, residía en eso.

Epílogo

icono radio

La recopilación Diamond Star Collection, publicada en 2023, no solo condensa los éxitos más emblemáticos de Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich, sino que actúa como cápsula de una era en la que el pop británico se permitía ser teatral, juguetón y descaradamente pegajoso. Desde el frenesí rítmico de “Hold Tight” hasta la exuberancia barroca de “The Legend of Xanadu”, el álbum es un desfile de melodías que, aunque nacidas en los años sesenta, se siguen escuchando con una frescura casi insolente.

Formados en Salisbury y apadrinados por los compositores Ken Howard y Alan Blaikley, el grupo logró posicionarse como uno de los más exitosos del Reino Unido en la segunda mitad de la década. Entre 1965 y 1969, colocaron más de una decena de sencillos en el Top 10 británico, siendo “The Legend of Xanadu” su único número uno oficial. Aunque su impacto comercial fue más limitado fuera de Europa, lograron cierta notoriedad en mercados como Alemania y los Países Bajos, donde su estilo teatral y sus arreglos exóticos encontraron terreno fértil.

epilogo Diamond

En cuanto a cifras, se estima que el grupo vendió más de seis millones de discos durante su periodo de actividad original, una hazaña notable para una banda que nunca llegó a consolidarse en Estados Unidos. Su éxito fue, en gran parte, un fenómeno europeo, alimentado por giras constantes, apariciones televisivas y una estética visual que bordeaba lo carnavalesco.

La crítica, por su parte, mantuvo una relación ambivalente con ellos. Si bien fueron celebrados por su capacidad para producir hits irresistibles, también fueron objeto de cierto desdén por parte de sectores más puristas, que veían en su teatralidad una falta de “seriedad artística”. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa misma irreverencia ha sido revalorizada como parte esencial del espíritu pop de los sesenta: un momento en que la música popular se permitía ser divertida, experimental y profundamente británica.

Hoy, Diamond Star Collection funciona como testimonio de una banda que, sin pretensiones de trascendencia, logró tomarle el pulso a una generación. Y aunque el tiempo ha silenciado muchas de las voces que los acompañaron, sus canciones siguen apareciendo en playlists, recopilatorios y recuerdos. Porque hay algo en ese sonido —entre el beat, la psicodelia y el vodevil— que se niega a desaparecer. Y en ese eco persistente, Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich siguen siendo, aunque sea por unos minutos, eternamente jóvenes.

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La opinión del Yeyo

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Este Diamond Star Collection, de los Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich, es una pieza deliciosa y encantadora; evoca una tremenda tristeza al comprobar cómo pasa el tiempo. Esa nostalgia es bonita, personalmente yo no tengo recuerdos de esta música, por que yo era muy pequeño cuando salió, pero hago un esfuerzo de abstracción, y me puedo imaginar aquellos años, los 60, con algunas características propias de entonces, la psicodelia, el movimiento hippie, la música beat, y algunas cosas más, y no puedo evitar soltar alguna lagrimilla nostálgica, y sentir el corazón como se me encoje de añoranza.

opinion yeyo

También ayuda el sonido de estas canciones, tan antiguo, tan arcaico, me parece hasta oír el ruido de los surcos, siendo surfeados por la aguja del tocadiscos. Son canciones deliciosas, seductoras, y fascinantes, que entran facilísimo, estoy seguro de que algún joven de hoy en día, podría decir que le gustan, sin miedo a que le llamen antiguo. 

Descubrí esta banda, en el tiempo que yo denomino el movimiento MP3, justo cuando empezaban las descargas alegales, allá por los finales 90 del siglo XX. No me descargué ningún LP, simplemente fueron 5 ó 6 canciones, pero las suficientes para conocer este grupo. Todos los temas que he incluido en este post, me los descargué en su momento, y entraron en mi playlist de aquellos años; y ahora también entran en La Playlist del Yeyo, como canciones típicamente sesenteras, muy buenas y fáciles de escuchar. Estoy seguro que muchos de mis lectores, al oir estas canciones, sentirán la misma nostalgia que siente Alberto, el protagonista de mi historia. Como habréis comprobado, el blanco y negro de los videos, acentúa esa nostalgia. En fin, en eso consiste La Playlist del Yeyo. La música de nuestros recuerdos...


Podeis visitar la página de La Playlist del Yeyo, en la que están ubicados todos los videos colgados en el blog, a modo de playlist, incluidos los de Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich, para que los disfruteis todos juntos, y en el orden que querais. También teneis una emisora con La Radio del Yeyo, que contiene los hits de las décadas de finales del siglo XX. Y si buscas una canción o un video que no está en La Playlist del Yeyo, lo puedes localizar en el Buscador del Yeyo, procurando especificar bien el video o canción que quieres localizar.

¡¡Hasta la próxima!!


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