Publicado mayo 19, 2025 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

Oasis-(What's The Story) Morning Glory?

Whats the Story Morning Glory?

El frío londinense de octubre de 1995 azotaba con furia las calles de Camden. Los puestos de vinilos del mercado bullían de compradores en busca de la joya perdida. Amelia, envuelta en su abrigo de cuero y con el pelo revuelto por el viento, hojeaba las portadas, buscando algo que resonara en su alma melancólica. De ahí, pasó a la zona de los CD’s. Era lo que se llevaba ahora. Entonces, lo vio: (What’s The Story) Morning Glory? de Oasis. Era la portada, el diseño, la vibra, lo que sea, pero le gritó. Estiró la mano para cogerlo cuando…

– ¡Uy, perdona! – Una voz grave, con un acento del norte inconfundible, la interrumpió.

Un hombre alto, moreno, con una chaqueta bomber gastada y unos ojos azules que prometían más de lo que aparentaban, le devolvía la mirada con una sonrisa avergonzada.

– Nada, tranquilo. Yo también lo estaba mirando. ¿Te gusta Oasis? – Preguntó Amelia, sin poder evitar la curiosidad.

– ¿Que si me gusta? – respondió él, con una carcajada – Es lo único que he escuchado en los últimos meses. Soy Liam, por cierto.

– Amelia. Encantada – Contestó ella, sintiendo un inesperado calor en las mejillas.

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Decidieron tomar un café en un pequeño local cerca del mercado. La conversación fluyó con la facilidad de un río. Compartieron cigarrillos, risas y la innegable química que a veces surge de la nada. Pronto, la charla viró hacia la música. Liam sacó el CD de su mochila.

– Este álbum, Morning Glory, es una absoluta bestia – comentó Liam, mientras lo acariciaba – Lo escucho a todas horas, es una inyección de energía y épica a partes iguales. Hay una actitud descarada que no se ve a menudo, una rebeldía juvenil pero accesible. Y las melodías, madre mía, las melodías…

Amelia asintió, con un brillo en los ojos. Estaba de acuerdo, el disco la había impactado tanto como a él.

– Escucha – dijo Liam – vamos a darle al Roll With It... A ver, ¿qué te parece a ti? Hay esa bravuconería en su tono que ya conoces... Un ritmo acelerado que te impulsa... un himno simple pero que entra de inmediato... ¡Vamos! – Tras preguntar en el local si tenían equipo de música, le confirmaron que si, y Liam puso su canción predilecta para escucharla a un volumen considerable...

La melodía resonaba en el local, llenando el aire con su energía cruda. Después del estallido del último acorde, Amelia respiró hondo.

– Esa actitud tan "venga, pasa de todo"… A veces, cuando te sientes aplastada por la rutina y las expectativas, necesitas algo así. Un empujón, una bofetada musical que te diga que Roll with It, ¿sabes? Que la vida sigue, y que no te vengas abajo.

– Exacto – respondió Liam, con una sonrisa radiante – y el bajo... siempre me ha recordado un poquito al tema I Am The Walrus, de The Beatles. ¿Tú crees que se nota algo? Sin duda la influencia de los Beatles es innegable.

El sol comenzó a filtrarse por la ventana. La atmósfera se suavizó mientras avanzaban hacia la siguiente canción, aunque aún quedaban sensaciones fuertes. Al mirar la melancólica portada del álbum, sintieron las primeras sensaciones más intimistas, pero todavía emocionantes. La luz dorada reflejaba en las paredes de las tazas de café cuando Liam puso, delicadamente, Wonderwall.

Las primeras notas de guitarra, suaves y melancólicas, llenaron el local. Los ojos de Amelia se clavaron en los de Liam, que parecía transportado. Era de ensueño.

– "La honestidad visceral en las letras… Una especie de súplica directa al corazón… Pero con ese sentimiento de anhelo que te atrapa… Wonderwall, me parece, es la balada perfecta – comentó Liam, con un dejo de melancolía. – Simple pero perfecta. Creo que está ahí toda la tristeza del universo."

Amelia sintió que las palabras resonaban con una fuerza inusual. – Y esa simpleza, en cierto modo, es su fortaleza. Todo el mundo puede conectar con ese sentimiento de estar perdido, de necesitar un lugar al que pertenecer, a pesar de los complejos arreglos y capas de instrumentos que tiene…".

Se hizo un breve silencio, un instante de introspección compartido. Ambos eran conscientes de que estaban compartiendo algo más que una simple charla. La química, como los buenos discos, te atrapa sin pedir permiso, simplemente pasa... Liam cambió el tema del CD con un movimiento. Los ritmos de Camden le gustaban.

La charla sobre "Wonderwall" flotaba en el aire, dejando un dulce poso de empatía. Liam miró a Amelia, sus ojos brillando con una calidez inesperada. La música parecía haber creado un espacio de vulnerabilidad entre ellos.

– ¿Y tú, Amelia? ¿Qué te trae por estos lares, hurgando entre vinilos a la antigua? – preguntó Liam, cambiando de tema, sacudiendo un poco el halo musical.

Amelia molesta. La pregunta le devolvió a la realidad, aunque de forma agradable.

– No lo sé, la verdad. Supongo que huyo un poco del ruido, de la prisa. Trabajo en una oficina, un trabajo…gris– hizo una mueca – y me gusta venir aquí, perderme entre las discotecas, olvidarme de todo por un rato. Y hoy… bueno, hoy ha sido diferente.

Liam ascendió, entendiendo perfectamente esa necesidad de escapar.

– Todos necesitamos un escape. Yo antes curraba en la construcción. Duré poco. Era una tortura. Demasiado ruido, demasiado frío. – sonriendo, recordando – Pero al menos la experiencia me dio alguna que otra anécdota. Y luego está el tema de las relaciones… ¿En qué andas metida?

Amelia se encogió de hombros.

– Un poco de todo, supongo. En general… nada serio. Acabo de romper con alguien hace poco. Y decimos que estamos reajustando prioridades. Pensando qué es lo que realmente me hace feliz, lo que necesito, que siempre es más que "encajar".

Liam estaba interesado, grabando la conversación, por encima de su relación anterior...

– Entiendo perfectamente. A veces es necesario replantearse todo. Yo también pasé por eso… Hace tiempo – Dijo Liam, con la mirada perdida un instante. La pregunta flotaba en el aire... ¿Qué fue lo que pasó...? ¿Lo entendería...? Después, reaccionó rápidamente – No es tan importante. Pero se necesita tiempo. El camino no es fácil. Hay piedras por todas partes. – Liam le devolvió la mirada a Amelia, mostrándose con más sencillez... - Y, supongo que para sobrevivir a los vaivenes del amor, necesitas creer, y buscar, un poco en el futuro, un poquito en el pasado… para encontrar eso, tan tuyo, que te complete y te haga seguir, hacia algo mejor...

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Hubo un breve silencio, una pausa necesaria en esa especie de confesión mutua. Liam le sonríe, de nuevo con esa genuina alegría.

– Bueno, basta de penas – Dijo Liam – Hablemos de cosas alegres... ¿Has viajado mucho? ¿Qué te gusta hacer aparte de frotar vinilos y escapar del trabajo? –
Amelia irritante, sintiendo una oleada de alegría y alivio al romper la tensión emocional que se había creado.

– Siempre me ha gustado viajar… Pero… ya sabes, no es fácil… Con la pasta, el tiempo y demás… me encanta el cine y pasear. Y hacer fotografías, de vez en cuando.

Liam, de nuevo, admitió.

– Coincidimos – Sonrió Liam, mostrando su lado más "humano"–. Aunque… de momento, me gusta salir con mis amigos por las noches, tocar la guitarra con ellos, y esas cosas de hacer el idiota, que te acaban ayudando a seguir adelante... ¿Hay alguien que te guste?
Amelia no se sorprendió de esta sincera, pero a la vez delicada pregunta... A lo que se acercaba sin ruborizarse. Liam sonriendo, mirando, en ese momento, hacia la portada del disco, con ganas de evadirse del interrogatorio amoroso…
– Entonces… creo que te propongo… una terapia más eficaz para tus tormentas amorosas. ¿Qué te parece seguir explorando las joyitas que esconde este disco…? ¿De Oasis? – sonriendo con complicidad y volvió a sacar el disco con entusiasmo… El mundo, o Camden, volvió a girar... 

De nuevo en el local, de vuelta de sus charlas más íntimas, el álbum continuó con la melancolía necesaria para encarar lo que deparaba su charla con la letra y música de, Don’t Look Back in Anger...

Liam entonó suavemente las primeras líneas de Don’t Look Back in Anger.

– Siempre he visto esta canción como un himno de superación, de no rendirse. Es como… una caricia después de una caída – comentó Liam.

Amelia, apoyada en la mesa, asentía con la cabeza.

– Es un mensaje de esperanza. Es difícil no dejarse llevar por ese crescendo épico y esa melodía pegadiza que invita a cantar.

Cuando le tocó el turno a She’s Electric, los dos, tras horas de conversación, sintieron el golpe del final de un día perfecto.

La guitarra eléctrica danzaba con ritmo frenético...

– Un momento puro de locura y energía. Las letras son puro torrente…

El sol de la tarde, desatando la eclosión de sensaciones y sonidos en el local... Pero antes de que cada uno cogiese sus caminos... El cielo debía caer… Champagne Supernova, como no...

El cierre. Una oda lisérgica a la psicodelia.

– ¿Ves?… Esta canción te hace sentir que eres capaz de cualquier cosa, que no hay límites. Una obra maestra que encierra el espíritu de la banda...

La luz del sol ya caía sobre las calles de Camden mientras Amelia y Liam salían del local. Habían charlado durante horas, perdiéndose en las canciones de Oasis, compartiendo risas y confidencias. La atmósfera se sentía electrizante, con la magia de la complicidad flotando entre ellos.

– Gracias, Liam. De verdad. Ha sido… especial – dijo Amelia, con una sonrisa.

– El placer ha sido mío, Amelia. Ya sabes… – Liam sonrió con ese aire enigmático, buscando la mejor despedida posible. La melancolía del disco y la conexión entre ambos volvían a fluir – Supongo que las coincidencias suceden por alguna razón.

Llegaron a una esquina. Ambos dudaban, en un momento en que la marcha era inexorable… A ella, el miedo a una despedida rápida... A él, a ser descubierto…

– Bueno, creo que por aquí… – dijo Liam, señalando en una dirección.

– Sí… Supongo… Adiós… – contestó Amelia, no muy segura de sí misma…

La verdad, tenía la sensación de haber hablado con una persona especial.

Amelia extendió su mano para despedirse, algo duditativa, sabiendo que le sería fácil echarlo de menos…

Liam estrechó su mano, y por un breve instante, la besó ligeramente, mirándola directamente a los ojos. No dijo nada, sólo la miró fijamente.

Después se separaron y comenzaron a caminar en direcciones opuestas. Amelia se detuvo, sintiendo un vacío repentino. Aquel encuentro había sido como una llamarada fugaz. Giró para verlo por última vez.

Y fue entonces cuando ocurrió. Un grupo de adolescentes se acercó corriendo a Liam, que acababa de girar la esquina y fue interceptado… Los chicos se acercaron a él, gritando su nombre y pidiendo fotos. Amelia, incrédula, contuvo el aliento.

Las letras de Oasis se le vinieron a la mente, cuando vio un cúmulo de muchachos persiguiendo al Liam desconocido... La revelación la golpeó como una descarga eléctrica. Era “Liam Gallagher”, el cantante de Oasis, el tipo con el que acababa de pasar la tarde hablando de canciones, amores rotos y la vida en Camden. Su rostro se ruborizó de golpe.

Se quedó de pie, mirando cómo se alejaba rodeado de fans, sumida en una mezcla de sorpresa, incredulidad y una pizca de arrepentimiento. Se tocó el cuello con los dedos, como buscando algo, queriendo, sin éxito, frenar la situación.

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Había conocido a una estrella de rock, a uno de los iconos de una época, sin saberlo.

Con un suspiro, Amelia reaccionó, con cierta confusión y desasosiego, caminando, perdida en sus pensamientos, y en los recuerdos, al sonido de su *Morning Glory* mental. La risa del líder de Oasis, al igual que su perfume, el ligero roce de sus manos… Ya quedaban atrás, pero la imagen perduraría en su mente. Sabía que la música de Oasis resonaría de manera diferente a partir de ese momento.

Volvió a recordar las canciones, el disco, la conversación. De pronto, se sintió cómplice de algo más grande, algo secreto. Al poner rumbo a casa, con la bolsa con el CD de Oasis, se sentía distinta.

Cuando cruzó una intersección en la que pasaba un autobús, se encontró con una pintada. En ese momento se sintió como en un universo paralelo. Ahí estaban, el cartel del Morning Glory… Su álbum y... Wonderwall. La melodía se apoderó de su pensamiento, caminando lentamente... Y esa misma noche, al llegar a su habitación, al mirar por la ventana, susurro para ella y el universo entero… Y se arrepintió... De no haber preguntado... No haber reaccionado a tiempo…

Epílogo

Cuando escuché este álbum, debo reconocer que me provocó un sabor agridulce. Había disfrutado, me había comprado, me había vuelto loco, el Definitely Maybe, (del cual ya he hablado en La Playlist del Yeyo), por lo que el listón lo tenían muy alto para mi gusto. Y quitando un par de canciones o tres, el resto me dejó un poco mas apagado, quizá por que me esperaba mas. Tuve que dejar pasar algo de tiempo, para que, una vez pasado el efecto del primer álbum, pudiera escuchar mas tranquilamente este (What's the Story) Morning Glory? sin dejarme llevar por influencias internas y propias. Y ahora si, pude aprender a gozarlo, me gustó mucho mas que la primera vez, y supe sacarle mas partido. Es muy bueno, un discazo, pero sigo sin entender cómo vendió el doble de copias que el primero. En fin, misterios de la música... Pero La Playlist del Yeyo no tiene misterios, el álbum es bueno, a mi me gusta, y tiene buenas canciones, por tanto, va palante, como diría aquella.

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