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Publicado junio 23, 2025 por Aurelio Vázquez Sánchez con 0 comentarios

The Doors-Strange Days

The Doors-Strange Days

Otoño en el claustro

El otoño de 1967 se posaba suavemente sobre el campus de la Universidad de California en Los Ángeles, tiñendo las hojas de los sicómoros con tonos dorados y ocres. El claustro de la biblioteca, un oasis de serenidad en medio del bullicio académico era el refugio habitual de un grupo selecto de mentes brillantes. Sus arcos góticos, cubiertos de una hiedra centenaria, enmarcaban un jardín interior meticulosamente cuidado. Rosales trepadores exhalaban una dulce fragancia que se mezclaba con el aroma terroso de la tierra húmeda tras una lluvia reciente. En el centro, una fuente de piedra, erosionada por el tiempo, susurraba un concierto perpetuo de agua que caía, creando un ambiente de calma casi monacal. Los bancos de madera oscura, dispuestos estratégicamente bajo la sombra de un viejo roble, eran el punto de encuentro de estos jóvenes intelectos, donde la luz tamizada del sol de la tarde bailaba sobre sus libros y apuntes.

Era allí donde Clara, con su mirada penetrante y su dominio de la astrofísica, debatía a menudo con Samuel, un prodigio de las matemáticas cuyas ecuaciones parecían fluir de sus dedos. Junto a ellos, Elena, una bióloga con una pasión por la complejidad de la vida, y David, un físico cuántico cuya mente se movía en las fronteras de la realidad, completaban el cuarteto. Sus conversaciones, usualmente, eran un torbellino de hipótesis sobre la expansión del universo, la dualidad onda-partícula, la evolución de las especies o los intrincados algoritmos de la lógica. Eran, sin duda, los epítomes del "empollón" universitario, devoradores insaciables de conocimiento.

estudiantes brillantes en el claustro

Pero esa tarde iba a ser diferente.

Un breve silencio se cernió sobre ellos después de una intensa disquisición sobre los agujeros negros. Samuel, estirándose, comentó: "Necesito un respiro para que mi cerebro no implosione. ¿Alguien ha escuchado lo nuevo de The Doors? Dicen que su segundo álbum, Strange Days, es una obra... peculiar."

Clara, que solía relegar la música a un segundo plano ante la majestuosidad del cosmos, inusualmente, se interesó. "He oído mencionar que es bastante intelectual, y con una atmósfera psicodélica notable. ¿Es cierto que el sonido es más oscuro y complejo que su debut?"

David asintió, con una sonrisa enigmática. "Absolutamente. Es un tapete sonoro donde la lírica críptica de Morrison se entrelaza con una instrumentación que raya en lo onírico. No es solo un disco, es una inmersión en la psique humana, explorando los recovecos más recónditos de la alienación y la existencia. La producción, a cargo de Paul A. Rothchild, es magistral en su capacidad para crear una atmósfera densa y envolvente, casi claustrofóbica en su opulencia sonora."

Elena añadió con entusiasmo: "La orquestación sutil y el uso innovador de sintetizadores, como el Moog que apenas empezaba a aparecer, le confieren una capa de modernidad futurista que contrasta con la crudeza del blues que aún subyace. Es una obra maestra de introspección, donde cada nota y cada palabra parecen cargadas de un peso existencial. La voz de Morrison, por supuesto, es un vehículo de emoción pura, capaz de transitar de la melancolía a la furia con una facilidad pasmosa. Es un disco que te invita a la contemplación, a la disrupción de la percepción."

Samuel, con su mente analítica, lo resumió: "Es una sinfonía de la desazón urbana, un reflejo sonoro de la angustia existencial de la juventud californiana, envuelta en velos de psicodelia trascendental. Una exploración del subconsciente a través del prisma del rock."

"Si tuviéramos que elegir algunas piezas para diseccionar, ¿cuáles serían?", preguntó Clara, ya completamente cautivada por la discusión.

estudiantes brillantes hablando de música

You're Lost Little Girl

David fue el primero en tomar la palabra. "La canción 'You're Lost Little Girl' es de una delicadeza engañosa. La melodía de la guitarra, casi una caricia, se contrapone a una letra que es una admonición velada, una advertencia a la inocencia que se desvanece. Es una elegía a la vulnerabilidad, donde Morrison, con su voz lánguida, parece lamentar la pérdida de la pureza en un mundo en constante degradación. La progresión armónica es sorprendentemente sofisticada, creando una sensación de nostalgia melancólica."

Love Me Two Times

"En contraste", continuó Elena, "tenemos 'Love Me Two Times'. Es una explosión de energía blues-rock, con un riff de teclado icónico de Manzarek que es pura adrenalina. Pero, bajo esa capa de aparente desenfreno, se esconde una reflexión sobre la fugacidad de las relaciones y la naturaleza efímera del deseo. La repetición del 'love me two times' no es una súplica por duplicar el afecto, sino una constatación de la impermanencia del amor, un eco de la necesidad humana de vivir intensamente el presente antes de que se desvanezca. Es una pieza de hedonismo existencial."

People Are Strange

Samuel se acomodó en su asiento. "'People Are Strange' es, sin duda, el arquetipo de la alienación lírica de Morrison. La introducción de circo, casi grotesca, prepara el escenario para una oda a la marginalidad. La letra, simple pero profunda, captura la sensación de ser un forastero, de no encajar en la norma. La melodía es pegadiza, casi infantil en su estructura, pero esconde una angustia latente, una crítica mordaz a la superficialidad de la sociedad. La soledad se convierte en un personaje más de la narrativa, una compañera constante para aquellos que perciben el mundo desde una perspectiva no convencional. Es una balada de la otredad."

When the Music's Over

Finalmente, Clara, con una expresión de reverencia, habló sobre la última. "'When the Music's Over' es la gran epopeya del álbum, una suite rock que trasciende los límites de la canción convencional. Es un manifiesto poético y político, un grito de guerra contra la opresión y la complacencia. La instrumentación es una sinfonía de texturas cambiantes, desde pasajes etéreos hasta explosiones de furia controlada. La voz de Morrison alcanza aquí su cenit, modulando entre el recitativo místico y el rugido primario. La frase recurrente 'When the music's over, turn out the lights' no es solo una invitación a la oscuridad, sino una profunda reflexión sobre el fin de una era, el crepúsculo de una ilusión, y la necesidad de despertar a una nueva realidad, por más cruda que esta sea. Es un himno a la revolución interna y a la búsqueda de la autenticidad en un mundo de falsedades."

Tras un momento de profunda inmersión en la intensidad de "When the Music's Over", los estudiantes se miraron con una mezcla de agotamiento y admiración.

"Es innegable que este álbum es una progresión natural de su debut, pero con una capa de madurez compositiva que lo eleva", opinó Samuel. "He leído en Rolling Stone que algunos lo tachan de menos visceral que el primero, quizás por una producción más pulida, pero yo diría que es justamente esa pulcritud la que permite que la complejidad lírica y musical brille con más fuerza."

Elena asintió. "Sí, Crawdaddy! comentaba que su sonido es más denso y menos accesible para algunos oyentes casuales, pero precisamente ahí reside su genialidad. No busca la inmediatez, sino una inmersión profunda. Es un álbum que exige ser escuchado repetidamente para desentrañar todas sus capas. Las atmósferas que crean son simplemente envolventes."

"Lo que me sorprende es cómo logran que cada canción, incluso las más 'rockeras' como 'Love Me Two Times', tenga un trasfondo de melancolía o introspección", añadió David. "Algunas críticas, como las de Melody Maker, señalaban que Morrison se estaba volviendo demasiado críptico o pretencioso en sus letras, pero para mí, es la autenticidad de su visión poética, que se atreve a explorar los rincones más oscuros de la psique humana. Es un riesgo que vale la pena."

Clara, cerrando los ojos por un instante, concluyó: "Para mí, es un álbum que, si bien puede haber parecido desigual en algunos aspectos a la crítica más superficial del momento, por su experimentación y su intento de ir más allá del formato de canción de radio, en realidad es una declaración artística audaz. Es la banda demostrando que no se conformaría con repetir fórmulas. Es un viaje, y como todo viaje significativo, puede ser incómodo, pero siempre es revelador."

Un silencio reflexivo siguió al análisis del álbum. El sol comenzaba a declinar, proyectando sombras largas y danzarinas por el claustro. Clara fue la primera en mirar el reloj, con un suspiro. "¡Santo cielo! Hemos pasado una hora entera desgranando las complejidades líricas y armónicas de The Doors. ¡Nos hemos desviado por completo de la relatividad general y la mecánica de fluidos!"

Samuel rió. "Una desviación sumamente gratificante, sin embargo. A veces, la exploración de la psique humana a través del arte es tan reveladora como el estudio de los astros."

Elena y David asintieron en señal de acuerdo. Se levantaron, recogiendo sus libros y apuntes.

"Hasta mañana, genios del rock y las ecuaciones", bromeó Clara.

"Hasta mañana, filósofos de la física", respondió Samuel.

Y así, la conversación se disolvió tan sutilmente como había surgido. El claustro de la biblioteca continuaba su ciclo inalterable, con la fuente susurrando su canción eterna y el aroma de los rosales flotando en el aire fresco del atardecer. Los arcos góticos, impasibles, observaban cómo los estudiantes se dispersaban, cada uno de vuelta a sus respectivos dominios académicos. La vida en la universidad, con su mezcla de rigor intelectual y efímeras distracciones, seguía su curso, ajena a la breve pero intensa incursión de la psicodelia en sus sagrados muros.

Epílogo

Publicado el 25 de septiembre de 1967, apenas nueve meses después de su exitoso debut homónimo, "Strange Days" fue el segundo álbum de estudio de la legendaria banda californiana The Doors. En un año marcado por el "Verano del Amor" y la explosión psicodélica, The Doors eligieron profundizar en un sonido más experimental y una temática más oscura, consolidando su identidad única en la escena musical.

"Strange Days" permitió a la banda explorar nuevas técnicas de estudio, gracias en parte a un mayor presupuesto y la llegada de la grabación de ocho pistas. La influencia de álbumes como "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" de The Beatles, que su ingeniero Bruce Botnick les hizo escuchar antes de su publicación, también estimuló su creatividad y deseo de experimentación.

A pesar de las posibilidades técnicas, "Strange Days" sigue la línea de su predecesor, manteniendo un sonido psicodélico con un toque intelectual y lírico característico. La voz inconfundible de Jim Morrison, los solos de guitarra únicos de Robby Krieger, el órgano distintivo de Ray Manzarek y la batería precisa de John Densmore se fusionan para crear una atmósfera densa y a veces melancólica.

La portada del álbum, con su imagen de artistas callejeros y "freaks" en un ambiente surrealista, capturaba perfectamente el espíritu de los "días extraños" que retrataba el disco.

A diferencia de su álbum debut, "Strange Days" no contó con un "hit" tan comercialmente explosivo. Temas como "Love Me Two Times" y "People Are Strange" tuvieron una buena acogida, pero no alcanzaron el mismo nivel de popularidad que los sencillos de su predecesor. Esto llevó a que, inicialmente, las ventas de "Strange Days" fueran más modestas en comparación con las expectativas que se tenían después del éxito masivo del primer disco. 

Sin embargo, con el tiempo y a medida que la fama de The Doors y de Jim Morrison crecía, la reevaluación crítica de "Strange Days" también lo hizo. Lo que en su momento pudo ser percibido como una falta de sencillos radiables, con los años se convirtió en un punto a favor, mostrando la madurez y la audacia artística de la banda. 

Hoy en día, "Strange Days" es ampliamente considerado una obra maestra, a menudo citado por los propios miembros de la banda (como John Densmore) como uno de sus favoritos. Su atmósfera única, su experimentación sonora y la profundidad de sus letras lo han consolidado como un disco fundamental en la historia del rock psicodélico y uno de los trabajos más influyentes de The Doors. En 2003, fue incluido en el puesto 407 de la lista de los "500 mejores álbumes de todos los tiempos" por la revista Rolling Stone. En resumen, si bien sus ventas iniciales no fueron estelares, su impacto y valor artístico han perdurado y crecido exponencialmente con el tiempo.

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