
En el corazón de la pequeña emisora, anidaba un estudio de grabación donde el tiempo parecía suspenderse. Las paredes, vestidas con paneles acústicos de un gris desgastado, absorbían el eco del mundo exterior, creando un santuario de sonido. En el centro, una mesa de mezclas con sus incontables potenciómetros y botones de colores, brillaba bajo la tenue luz de la lámpara. Era el cerebro y el corazón de ese universo minúsculo, capaz de tejer voces y melodías en la urdimbre invisible del éter.
Frente a ella, un micrófono de condensador, con su rejilla plateada y robusta, se alzaba como un centinela silencioso, esperando capturar cada susurro, cada risa, cada historia. Alrededor, los auriculares colgaban de sus soportes, como orejas pacientes que habían escuchado innumerables confesiones y sueños.
Y ahí estaba yo, sentado en medio de todo este universo, nervioso, y esperando a mi ilustre invitado. Cogí los auriculares, y me los acoplé en las orejas. Revisé mis notas, respiré profundo..., y sonreí. Mi invitado acababa de llegar. Le hice un gesto de OK con el dedo pulgar, y le ofrecí asiento en su sillón frente a mi. Los nervios me atenazaban, pero le eché valor... ¡y comenzé!
Yeyo:
¡Saludos, melómanos y viajeros sónicos! Soy el Yeyo, y esto es mi playlist, "La Playlist del Yeyo". Hoy, amigos, hemos roto las barreras del espacio-tiempo. En un giro inesperado de los acontecimientos, he tomado prestado el Delorean de Regreso al Futuro, y he viajado un poco con él. Me encuentro en el año 1971, sentado frente a la leyenda, frente al icónico Mick Jagger, en un pequeño estudio de grabación en Londres. ¿Cómo llegué aquí? Bueno, eso es un secreto que solo se revela a través del poder de la imaginación, y la magia del podcast "La Playlist del Yeyo".
Como he dicho, estoy en Londres, es la primavera de 1971, y el aire vibra con una electricidad palpable. El motivo: acaba de salir a la luz una obra maestra, un disco que huele a cuero, a humo y a desafío. Hablo, como no, de “Sticky Fingers” de The Rolling Stones. Y para desgranarlo, para sentirlo en vena, tengo el inmenso, el cósmico y enorme placer de tener frente a mí, no a una leyenda cualquiera, sino a la leyenda en plena ebullición: el único, el inimitable, Mick Jagger. ¡Mick, es un inmenso honor tenerte aquí, conmigo, bienvenido a "La Playlist del Yeyo"… del futuro, para ti! Gracias por haber aceptado mi humilde invitación a venir a este blog, y a este podcast.
Con una sonrisa relajada y una energía contagiante, Mick toma asiento frente a mí. La atmósfera está cargada de anticipación y emoción. Se escucha una risa un tanto ronca, juvenil, llena de chulería y encanto.
Mick Jagger:
(Con su inconfundible acento británico, y un deje de picardía en la voz). El placer es mio, hombre, siempre es un gusto hablar con alguien que aprecia el buen rock and roll. "La Playlist del Yeyo", ¿eh? Suena a algo que se nos ocurriría a nosotros después de un par de copas de más. Así que… ¿vienes del futuro a hablar de "Sticky Fingers"? Me gusta. Siempre hemos estado un poco adelantados a nuestro tiempo, ¿no crees? (Rie).
Yeyo:
¡Exactamente! Y hablando de buen rock & roll, enhorabuena por el lanzamiento de "Sticky Fingers". Un discazo, Mick. Una auténtica joya. La portada, por cierto, es… inolvidable. ¿Qué nos puedes decir sobre el proceso creativo detrás del álbum?
Mick Jagger:
Bueno, queríamos algo que impactara, ¿sabes? La portada fue idea de John Pasche y lo ha clavado. Pero el disco… el disco es una amalgama de emociones, experiencias, la vida misma. Lo grabamos en Muscle Shoals, Alabama, un sitio con mucha onda, y también en los estudios Olympic de Londres. Creo que se nota en el sonido, en la energía que tiene.
Yeyo:
Antes de meternos en harina con las canciones, ¿cómo sientes tú este disco en comparación con, digamos, “Let It Bleed”? ¿Hay una evolución consciente, un cambio de piel para los Stones?
Mick Jagger:
Mira, Yeyo, cada disco es un jodido retrato del momento. “Let It Bleed” tenía esa oscuridad del final de los 60, ¿sabes? Con “Sticky Fingers” queríamos… bueno, no es que lo planeáramos al milímetro, pero sentíamos que necesitábamos sonar más directos, más crudos, quizás un poco más… sucios, si me entiendes. Keith ha estado tocando mucho con afinaciones abiertas, y eso ha traido un nuevo groove. Y, claro, está la llegada de Mick Taylor. Su guitarra le ha dado una fluidez distinta, más melódica, que contrasta con el filo de Keith. Es un disco más… americano, en cierto modo. Más blues, más country, pero siempre siendo los Stones. "Sticky Fingers" representa una etapa de madurez tanto musical como lírica. Nos ha permitido experimentar con diferentes géneros y sonidos, y creo que por eso creo que está cayendo tan bien con la gente.
Yeyo:
Absolutamente. Y esa "suciedad" de la que hablas se huele desde el primer corte, esa bomba llamada "Brown Sugar". Un riff icónico, una letra… bueno, polémica incluso para vuestros estándares. ¿Qué nos puedes contar de la génesis de esta canción? ¿Es tan autobiográfica como algunos sugieren?
Mick Jagger:
(Se ríe) ¡"Brown Sugar"! Sí, esa tiene pegada, ¿eh? El riff es puro Keith, una de esas cosas que saca de la chistera y sabes que va a funcionar. La letra… bueno, es rock 'n' roll, Yeyo. Imágenes, sensaciones. Ya sabes cómo va esto, coges un poco de aquí, un poco de allá… chicas, fiestas… La esclavitud, el sexo interracial… son temas potentes, ¿no? No es que me siente a escribir un manifiesto, es más bien capturar una vibra, una energía un poco prohibida. Musicalmente, es directa, es bailable, te agarra y no te suelta. Eso es lo que buscamos. Es el tipo de canción que enciende un club. "Brown Sugar" es… pura energía. Es la visceralidad del blues mezclada con el descaro del rock & roll. La letra, ya sabes, es… provocativa
Yeyo:
No hay duda. Aquí la tienen, oyentes, para que se enciendan donde estén.
¡Vean y escuchen esto!
Yeyo:
Y qué decir de esa guitarra de Keith… ¡Impresionante! Por cierto, ¿cómo es trabajar con Keith Richards en el proceso de composición? ¿Es una dinámica intensa?
Mick Jagger:
(Sonriendo) Keith es… único. Es el corazón y el alma de los Stones. Trabajar con él es un baile. Un baile de ideas, de riffs, de tensión y camaradería. A veces discutimos, claro. Pero al final, siempre nos encontramos. La magia surge de esa fricción.
Yeyo:
Mick, con toda esta vorágine de “Sticky Fingers”, la nueva década, el sonido evolucionando… ¿Te queda tiempo para algo más que no sea la música? Ya sabes, ¿alguna escapada para recargar energías o simplemente para... observar el mundo desde una perspectiva diferente? Leí que pasaste algo de tiempo en Francia el año pasado...
Mick Jagger:
(Sonríe, un brillo en los ojos) Bueno, uno intenta encontrar sus momentos, ¿no? El sur de Francia es… inspirador. Diferente al ajetreo de Londres o Nueva York. El sol, el mar… te da otra perspectiva. Pero la música nunca para, Yeyo. Incluso cuando estás "desconectando", las ideas siguen llegando. Es un goteo constante. Además, ¿quién puede resistirse a una buena fiesta? Aunque a veces, sí, una buena lectura o simplemente perderse por calles desconocidas… eso también alimenta el alma, supongo.
Yeyo:
Entiendo. Volviendo al disco, hay un cambio de tercio radical con "Wild Horses". Una balada bellísima, melancólica. Se siente muy personal. ¿Es una de esas canciones que sale del corazón de una manera más directa, menos filtrada por la pose del rockstar?
Mick Jagger:
"Wild Horses"… sí, esa es especial. Keith la trajo, la melodía principal, y yo trabajé en la letra. Tiene esa cosa agridulce, ¿sabes? Es sobre relaciones, sobre la distancia, sobre las cosas que no puedes controlar. Definitivamente tiene un toque más country, Gram Parsons tuvo algo que ver con eso, éramos buenos colegas y compartíamos ese amor por la música americana de raíz. Queríamos mostrar esa otra faceta, que no todo es guitarrazos y provocación. Hay una vulnerabilidad ahí, y creo que la gente lo nota. La instrumentación es más desnuda, el piano de Stu (Ian Stewart) es fundamental. Es una canción para escuchar con la guardia baja. "Wild Horses" es una canción sobre anhelo. Sobre el amor, la soledad, la distancia… El miedo a perder a alguien. En realidad, la escribí pensando en mi mujer. Es una de las canciones más personales que he hecho, me sale del alma, aunque no revelaré a quién la dedico.
Yeyo:
Y para sentirla muy adentro. Una joya.
Yeyo:
Hablando de instrumentación y de crudeza… "Can't You Hear Me Knocking". ¡Menudo temazo! Empieza con ese riff marca de la casa y luego se transforma en una jam session épica, con el saxo de Bobby Keys y la guitarra de Mick Taylor volando libre. ¿Fue algo espontáneo en el estudio o estaba más estructurado de lo que parece?
Mick Jagger:
¡Esa fue magia pura en el estudio, Yeyo! El riff de Keith es asesino, de esos que te enganchan al instante. Grabamos la parte principal de la canción y pensamos que ya estaba. Estábamos por irnos, pero seguimos tocando, ¿sabes? Simplemente fluyó. Bobby Keys cogió su saxo, Mick Taylor se lanzó con un solo increíble… Nadie dijo "paremos". Rocky Dijon en las congas… se creó una atmósfera tremenda. Creo que ni sabíamos que las cintas seguían grabando. Fue una de esas cosas que simplemente suceden, una improvisación que capturó un momento único. Líricamente, es una súplica, un grito, ¿no? "Can't you hear me knocking?" – "No me oyes llamar?". Desesperación y deseo, todo mezclado. Nos encantó tanto que decidimos dejar la jam entera. Rompe un poco la estructura del álbum, pero ¿a quién le importa? Es rock 'n' roll. Espero que le guste a la gente.
Yeyo:
¡Y qué bien que lo hicieron! Es un viaje alucinante.
Yeyo:
Impresionante. Mick, aprovechando la oportunidad… imagino que la vida de una estrella de rock es… trepidante. ¿Cómo manejas toda la atención mediática?
Mick Jagger:
(Ríe) Bueno, siempre ha sido parte del juego, ¿no? Intento tomármelo con humor. Pero, al final, lo que importa es la música. El ruido, a veces, es ensordecedor, pero te puedes llegar a acostumbrar, sobre todo si tienes un buen whiskey a mano (guiño).
Yeyo:
Mick, en estos años, con la fama creciendo exponencialmente, las giras por todo el mundo… ¿cómo manejas la presión de los conciertos? ¿Hay alguna especie de "ritual", o manía que tengas antes de salir al escenario, o durante las grabaciones para mantener los nervios a raya, o canalizar toda esa energía?
Mick Jagger:
(Se encoge ligeramente de hombros, con una media sonrisa) Presión siempre hay, supongo. Pero una vez que estás ahí arriba, con la banda sonando a todo trapo y el público rugiendo, se te olvida todo. Es como una droga, la adrenalina. Antes de un show, bueno, un poco de calentamiento vocal, quizás un trago para templar los nervios, charlar con los chicos… Nada demasiado místico, la verdad. Se trata más de concentrarse en la música, en conectar con ella. En el estudio es diferente, más relajado, aunque a veces te atascas y te quieres arrancar los pelos. Pero sí, el escenario… es nuestro territorio. Allí somos invencibles.
Yeyo:
Lo creo firmemente. Luego tenemos "Bitch". ¡Qué título! Y qué energía. Es casi un puñetazo sonoro. Parece una respuesta a algo o a alguien. ¿Hay alguna historia particular detrás de esa canción?
Mick Jagger:
(Ríe con ganas) "Bitch" es… bueno, es directa, ¿verdad? Es un poco como dices, un puñetazo. Musicalmente, es puro Stones: guitarras afiladas, una sección rítmica que te golpea en el pecho. Los vientos de Bobby y Jim Price le dan ese toque soul cabreado. La letra… bueno, todos hemos tenido esos momentos de frustración, ¿no? Cuando sientes que todo se tuerce, que te están jodiendo la vida. Es una forma de desahogarse, de soltar lastre. A veces la inspiración viene de cosas así, de la pura mala leche. Y, seamos honestos, "Bitch" suena de puta madre en directo. Es un grito de guerra.
Yeyo:
¡Y tanto que lo es!
Yeyo:
Y para ir cerrando este análisis de algunas joyas de “Sticky Fingers”, no podemos olvidar "I Got The Blues". Aquí se palpa vuestro amor por el soul sureño, casi a lo Stax. Una interpretación vocal tuya impresionante, Mick. ¿Es un homenaje consciente a esos grandes del soul que tanto os han influenciado?
Mick Jagger:
Totalmente. "I Got The Blues" es nuestra carta de amor al soul clásico, a Otis Redding, a Solomon Burke… a todos esos gigantes. Queríamos capturar esa emoción cruda, ese lamento desgarrador que tienen sus canciones. El órgano de Billy Preston es fundamental aquí, le da esa atmósfera de iglesia, de confesión. Y los vientos, de nuevo, son clave. Intento cantar desde las entrañas, ¿sabes? Dejar que la emoción guie la voz. No se trata de técnica, se trata de sentimiento. Es una canción para cuando te sientes realmente hecho polvo, para cuando el blues te agarra de verdad. Es de las que más orgulloso me siento en el disco, vocalmente hablando. "I Got The Blues" es… la honestidad. Cuando me pongo triste, y quiero volcarlo en una canción, sale algo así. Un intento de conectar con el dolor de otra persona, para así conectar conmigo mismo. Un retrato, en blanco y negro, del estado emocional de alguien, de nosotros mismos.
Yeyo:
Se nota, Mick, se nota. Pura alma.
Yeyo:
Y con esta última joya, finalizamos nuestro viaje. Mick, ha sido un auténtico placer, un honor absoluto, un viaje en el tiempo y en la música que nuestros oyentes, estoy seguro, atesorarán. Gracias por tu tiempo y por esta conversación tan enriquecedora. ¿Algún mensaje para los oyentes de "La Playlist del Yeyo"?
Mick Jagger:
Mantengan el rock & roll vivo. Sigan buscando música que les haga sentir. ...Y no se olviden de escuchar a los Rolling Stones… por mucho tiempo, espero.
(Sonriendo) El placer ha sido mío, Yeyo. Es bueno saber que nuestra música sigue dando guerra por ahí, incluso en el futuro. Mientras la gente siga necesitando rock 'n' roll crudo y algo de blues para el alma, ahí estaremos los Stones. Ahora, si me disculpas, creo que Keith andaba buscando un encendedor… y puede que algo más.
Yeyo:
(Riendo) No te entretengo más, Mick. Mil gracias.
Hago un pequeño silencio en el que aprovecho para poner en orden mis emociones, y asimilar todo lo que he vivido y experimentado en este ratito de podcast.
La entrevista con Mick Jagger me deja una profunda impresión sobre la dedicación y el talento que hay detrás de "Sticky Fingers" de los Rolling Stones. Cada canción tiene su propia historia y su propio impacto, y escuchar a Mick hablar sobre ellas con tanta pasión es una experiencia única. A través de "La Playlist del Yeyo", puedo compartir con ustedes esta increíble conversación que trasciende el tiempo y nos conecta con uno de los momentos más icónicos de la historia del rock.
Yeyo:
Y a ustedes, queridos oyentes de "La Playlist del Yeyo", espero que hayan disfrutado de esta charla con un Mick Jagger de 1971, en la cresta de la ola de “Sticky Fingers”. La música es eterna, y hoy lo hemos comprobado. Gracias por estar ahí, y ...¡Hasta la próxima aventura sonora!
Epílogo
Este maravilloso Sticky Fingers fue publicado el 23 de abril de 1971, y rápidamente se convirtió en número 1 en medio mundo. La crítica lo trató muy bien, y a lo largo de los años, ha sido colocado por las revistas mas prestigiosas en los puestos mas altos de sus clasificaciones; por ejemplo, la revista Rolling Stone, a la cual yo le tengo mucha fe, lo colocó en 2003 en el puesto nº 63, de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, ahí es nada.
La Playlist del Yeyo, ha tardado mucho tiempo en conocer en profundidad este Sticky Fingers, solo conocía sus temas mas conocidos y los que figuraban entre sus grandes éxitos. Ha tenido que llegar el siglo XXI, y con el, las aplicaciones de streaming, para que pudiera escuchar este disco. Debido a mi "deformación" de la música, en la que he pasado de darle el protagonismo a las canciones en lugar del álbum, sin querer, de dejado un poco de lado el mundo de los discos, para darle todo el protagonismo a las playlist, y en esas estamos. Por eso este blog se llama como se llama. Pero no me olvido de los álbumes, y aunque tarde un poco, pero ahí sigo, escuchando cosas "nuevas" del siglo XX. Aunque sea en el siglo XXI. Y este Sticky Fingers, de los Rolling Stones, aunque tarde, pero es un discazo, enorme, con todas las letras. Me encanta, es rock puro, es la esencia de los Rolling; ya sabéis que soy un fan declarado de los Stones, y todo lo que hagan, me gusta. No puedo decir otra cosa, os mentiría. Y La Playlist del Yeyo, tiene el enorme placer de tener este magnífico discazo entre su contenido. Echarle un vistazo a la playlist de los años 70, que está quedando espectacular. Y aun faltan cosas...
Podcast



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